Una de las conclusiones positivas que podemos extraer del desastre perpetrado por el Barça en Pamplona es que Hansi Flick no es mentiroso. Dijo que no pondría excusas y sigue sin hacerlo --aunque insistió en la falta de efectivos por las lesiones y es obvio que se acabará excusando en ellas si llegan más tropiezos--, tampoco señala a los árbitros --y no le faltan motivos tras ver cómo incomprensiblemente el VAR no intervino para anular el segundo gol del Osasuna tras una falta clamorosa sobre Pau Víctor-- y, además, ha demostrado que el histórico récord de 8 victorias consecutivas en los 8 primeros partidos de Liga le importaba un pimiento. 

Lo comentó en rueda de prensa mediante palabras taxativas y lo demostró con el once alineado en El Sadar: con Sergi Domínguez y Gerard Martín en la defensa --igual que en Villarreal--, con Éric García y Pablo Torre en el medio --también lo hicieron en Villarreal y contra el Getafe-- y con Ferran Torres y Pau Víctor en ataque --esto sí que fue novedoso con respecto a partidos anteriores--, dando reposo a Lamine Yamal y Raphinha. Flick dejó claro que sus palabras eran ciertas, no le importaba demasiado ese récord que aún ostenta Gerardo el Tata Martino

Pedri, en cambio, sí que se mostró contrariado por no conseguir ese objetivo de hacer historia. A pesar de ello, el técnico alemán confesó en la rueda de prensa posterior al partido que se sintió con opciones: "Creo que hemos podido ganar". Y aunque el marcador (4-2) no refleje esa reflexión, lo cierto es que no le falta razón.

"Creo que hemos podido ganar"

El primer gol del Osasuna sí que fue consecuencia de la empanada inicial, de errores combinados entre Pau Cubarsí e Iñaki Peña que supo aprovechar Ante Budimir, pero el segundo nunca debió subir al marcador. Y, en la segunda mitad, el Barça pagó el pato con ese penalti milimétrico, pero estuvo a punto de forzar la remontada. El gol de Lamine Yamal, el posible penalti no señalado, la asistencia del genio a un Ferran Torres horroroso que remató al palo... fueron minutos de infarto que, con un marcador más ajustado, podrían haber desembocado en un resultado más positivo. 

Queda claro que Flick no está muy preocupado. Confía en sus jugadores y en obtener una victoria en Champions contra el Young Boys. Ha dejado patente que entrar en la historia del Barça igualando el mejor arranque culé en Liga de todos los tiempos no le quitaba el sueño. Más bien, le importaba bien poco. Flick no es mentiroso, pasa de hacer historia con pequeñeces. Menos récords y más trabajar en seguir construyendo un Barça nuevamente ganador. Un Barça letal y muy jugón. Un Barça campeón. Esa es la verdadera forma de entrar en la historia culé.