Vaya por delante que el rival era el Valladolid, un equipo recién retornado a Primera y con claros signos de debilidad. Con ello, no queremos restar mérito alguno al 7-0 que el Barça endosó al equipo castellano, tras una formidable demostración de fútbol de ataque, sino significar que los de Flick seguro que encontrarán rivales con mejor desempeño y enjundia a lo largo de la temporada.

Pero también cabe decir que, siete días atrás, ante este mismo Valladolid, el todopoderoso y galáctico Real Madrid de los Mbappé, Vinicius, Rodrygo y demás cracks no consiguió marcarle un gol de jugada hasta el minuto 88, cuando en ese mismo minuto el Barça ya llevaba siete, y todos de jugada, el pasado sábado en Montjuïc. A igualdad de rival, la diferencia entre los dos favoritos para el título de Liga ha sido manifiesta y revela que, al menos en este comienzo de temporada, hay un abismo entre ambos, tanto de juego como de goles.

Comparaciones odiosas aparte, hay que certificar que los jugadores azulgrana están asimilando con eficacia la filosofía de Flick. Hace unos días subrayamos el hecho de exigir siempre el cien por ciento a sus jugadores, lo que comienza por unos duros entrenamientos, acompañados por una perfecta preparación física. Y así es, de momento. En cuatro partidos de Liga no ha habido lesión muscular alguna, a pesar de que el alemán incluso obliga a sus jugadores a la presión tras pérdida como asignatura innegociable a aprobar.

La pregunta surge rápida: ¿aguantará la corta plantilla de 22 jugadores tanta exigencia a medida que progrese la temporada? Ese es un reto para el equipo de preparadores físicos que dirige Julio Tous.

Pero, no echemos agua al vino y disfrutemos del momento. Flick ha conseguido en muy poco tiempo algo tan importante como la credibilidad, tanto ante sus jugadores como ante los socios y seguidores blaugrana, y la opinión pública por extensión. Y no solo por los resultados, sino por un juego reconocible y eficaz.

El 4-2-3-1 del alemán, interpretado con verticalidad y rapidez, se ajusta a las características de los jugadores, entre los cuales el pequeño secreto está en el nuevo acomodo que ha hallado para Raphinha, a caballo entre la banda izquierda y el centro del ataque. Y el brasileño no solo se ha convertido en el mejor de este principio de temporada, sino que incluso logró el primer hat-trick de su historia.

Ahora, todos a disfrutar en esta pausa de selecciones, un descanso que vendrá bien al equipo después de tres jornadas de victorias muy trabajadas y una catarata de fútbol y goles en la cuarta. Hay que dar paso a la ilusión, que ya toca, pero no al triunfalismo, porque esto no ha hecho más que empezar. Si ni los más optimistas esperábamos algo así, el 12 de 12 puntos conseguidos, eso no debe tapar la catastrófica gestión que hay puertas adentro.