Lamine Yamal está siendo espectacular, dentro y fuera del campo. Que sí, que puede desviarse. Vale, os compro los paralelismos con otras grandes estrellas que se las prometían mucho y no han acabado bien. Pero estas ganas de meter cizaña cuando el mundo le sonríe, me parecen abusivas y de mal gusto.
Vamos al lío. El joven de Mataró ya nos sorprendió en la Eurocopa y con las entrevistas que la Federación Española de Fútbol permitió para que lo conociéramos mejor. Un error de manual (otro) que no lo hiciera antes el Barcelona. Pese a su edad, 17 años recién cumplidos, nos ofrece contenido con sus respuestas y va más allá de la famosa valoración del partido.
Un ejemplo reciente que ha pasado un tanto desapercibido es la valoración que dio de Nico Williams cuando se enfrentó el pasado sábado contra el Athletic Club de Bilbao. Del gol que marcó comentó posteriormente: "He seguido la jugada hasta que he visto un hueco. He visto un poco de espacio y he visto que venía Nico, que no es muy intenso en la defensa, y cuando he encontrado espacio, he chutado. Busco siempre el gol, los partidos se ganan con goles y cuantos más anotemos, mejor". Pam.
Lamine no confunde lo personal con lo profesional. Acaba de decirle a Nico, después de un verano en el que eran inseparables, que en defensa no vale un duro. Personalmente, agradezco la sinceridad de Lamine y que nos aporte tanto, incluso más allá de los 90 minutos.
Pero el perfil del joven jugador no acaba aquí. Debemos quedarnos con otros detalles del último encuentro en Montjuïc. Después de la victoria por 2-1, salió al terreno de juego la madre de Lamine con su hermano, fruto de una nueva relación después de separarse del padre. La instantánea no es casual. Tanto el club como la familia por parte de madre quieren lavar la cara y diferenciar muy bien la proyección de su hijo de los asuntos personales que pueda padecer el padre. Con el respeto e intento por entenderse entre ambas partes, ambos priorizan el futuro de Lamine. Y esto me parece muy importante teniendo en cuenta los precedentes de otros padres que sí han desgraciado las carreras profesionales de sus hijos.