Parece que tras esperar prácticamente todo el verano por fin tendremos movimientos importantes en la secretaría técnica blaugrana, de momento con algunas salidas, tras las incorporaciones de Pau Víctor y el Dani Olmo, el fichaje más importante hasta la fecha.

La llegada del jugador de Terrassa se produce después del NO de Nico Williams, que ha sentado como un jarro de agua fría a la afición blaugrana, que se había ilusionado con verlo junto a Lamine Yamal, lo que ha motivado a la dirección blaugrana a dar un golpe de efecto y firmar a Dani Olmo a cambio de 55 millones de euros fijos y 7 en variables, una cantidad excesiva y que ha creado mucha controversia en el entorno del club, que también cuestiona la necesidad de su fichaje.

Tal como ya comentamos con anterioridad, en ningún momento se discute la calidad de Dani Olmo pero sí el coste que ha asumido el Barça, que tenía como prioridades la contratación de un mediocentro defensivo y un extremo izquierdo, a la vista de que finalmente se ha incorporado a un mediocentro ofensivo, una posición ya cubierta por Pedri, Gündogan, Fermín e incluso Pablo Torre.

Precisamente Illay Gündogan, uno de los jugadores más importantes de la pasada temporada y el jugador de campo más utilizado, ha sido el sacrificado, saliendo del Barça para poner rumbo al Manchester City, tras haber jugado de blaugrana una única temporada, algo que a la mayoría nos deja un sabor agridulce y de excesiva brevedad.

Gündogan hizo un esfuerzo para venir el pasado verano y pese a las declaraciones polémicas que ha tenido, nos deja con la sensación de que su paso por Montjuïc ha sido demasiado breve, aunque ha demostrado más carácter y dignidad que la de varios jugadores que pese a no contar con minutos de calidad ni se plantean una salida.

La llegada de Dani Olmo por 60 millones y la salida de Gündogan, que había llegado tras rechazar renovar con el City la pasada temporada ha creado controversia y división de opiniones en la afición, aunque resulta también dudoso el mensaje que el club puede enviar a Fermín con la contratación del de Terrassa, un jugador muy joven luchador, ejemplo de lo que debe ser un futbolista de la Masia y que ha visto como su participación en el primer equipo del Barça se complica justo cuando se ha erigido como uno de los líderes del equipo que disputa los Juegos Olímpicos de París.

Sin duda el mensaje que se puede estar mandando a Fermín no es el que debería para un futbolista que se ha ganado a base de esfuerzo el poder tener más minutos en el Barça, y que debe ser un ejemplo para los futuros jugadores de la Masía.

Sería muy comprensible que ante la competencia con Pedri (Pablo Torre quizás) y ahora Dani Olmo, Fermín pudiera plantearse una salida este verano en busca de minutos, algo que el Barça no debe permitir, motivo por el cual insisten en que el nuevo fichaje culer puede jugar como extremo.

Por su parte, Xavi Hernández ya dejó claro en una entrevista hace unos años, que el jugador que se va de la Masia cuando el Barça apostaba por él no debería volver y menos pagando una millonada, como sería el caso de Olmo, ya que el mensaje que se está mandado a los jóvenes es contraproducente.

El club no debe convertir en habitual pagar cantidades elevadísimas por un jugador que decidió irse cuando el club apostaba por él, algo que se instauró como política del club tras la vuelta de Cesc Fábregas, pero que ha vuelto a suceder con Dani Olmo, ya que el Barça no debe enviar el mensaje a la Masia de que es mejor irte y volver a cambio de muchos millones que seguir en la casa y luchar para llegar al primer equipo.

En este sentido, el ejemplo de la Masia debe ser Fermín, que se fue cedido al Linares para volver, o Sergi Roberto, que pese a las críticas se adaptó a todas las posiciones para jugar en el club de su vida, dejando al margen de esta política los regresos a un coste irrisorio como son los de Gerard Piqué o incluso Bellerín o Eric Garcia.

El fichaje de Olmo también era un mensaje a la afición, un intento de golpe de efecto ante la negativa de Nico Williams, pero existe el riesgo de que se pueda volver en su contra si no cumple las expectativas, como ya ocurrió con Ferran Torres, aunque quién está en entredicho las últimas semanas es claramente Deco, el último escudo de Joan Laporta, que ya terminó la temporada cuestionado por la afición.

Por su parte, este 'golpe de efecto' también puede provocar un efecto boomerang contra la directiva, pues pocas veces se ha visto a la masa social discutir tanto sobre el precio y la idoneidad de un fichaje como ha pasado con Olmo, donde la afición blaugrana se ha mostrado muy exigente.

Finalmente, la afición del Barça era muy consciente de la situación del club y la necesidad de vender, por lo que se había instalado la cautela y la contención en los fichajes que se podía hacer, pidiendo más confianza en la MasÍa, en Fermín, Bernal o Casadó y priorizar salidas y posiciones claves y ahorrar cantidades importantes de dinero, algo que no ha sucedido.

Estamos a mediados de agosto y no se ha ni planteado ningún fichaje de un mediocentro defensivo, posición muy debilitada en el club y para la que podían haber sonado Kimmich o Mikel Merino, algo que no se está entendiendo en el entorno, pero que por suerte la Masia siempre parece que volverá a ser el salvavidas que el Barça necesita; Marc Casadó y Marc Bernal piden a gritos una oportunidad y convertirse en el doble pivote que Flick necesita, dos jugadores de casa, trabajadores y de nivel que pueden dar un paso al frente, pero a los que el club debía acompañar para ayudar a su crecimiento.

Toca premiar el trabajo y la cantera de la forma que merecen, mejorar las finanzas del club, y moverse bien en el mercado mientras se mandan los mensajes correctos a los jugadores y también a la afición.