El Barça ya presume de Dani Olmo y todavía puja por Nico Williams, el fichaje más deseado por Joan Laporta, Deco y Hansi Flick. La contratación de un mediocentro y de un lateral derecho parecen, una vez más, aparcadas, pero el gran marrón ahora de la cúpula deportiva del club pasa por colocar a algunos futbolistas que no tienen cabida en el equipo.

Verano tras verano, el Barça tiene un marrón con los descartes. El club es víctima de unos salarios sobredimensionados en su intento de colocar a sus jugadores a otros equipos. En muchos casos debe asumir una parte muy importante de sus fichas.

El Barça tiene muchos jugadores. Demasiados. En defensa, como mínimo, sobran dos o tres centrales. Deco no lo tendrá fácil para colocar a Lenglet. Muchos más pretendientes tiene Mika Faye. Flick tampoco cuenta con un lateral, Julián Araujo, que será traspasado al Bournemouth por unos 10 millones de euros.

Flick también tiene muchos mediapuntas: Pedri, Fermín, Gundogan y Dani Olmo, un fichaje ilusionante a pesar de su elevado precio. Nadie duda de la calidad de estos futbolistas, pero Deco contempla la salida del centrocampista alemán por su salario. Gundogan, de momento, insiste en que quiere quedarse en el Barça.

El Barça también tiene un problema con sus delanteros. Vitor Roque, el fichaje estrella de la pasada temporada, es más problema que solución. Técnicamente muy limitado, es un futbolista que necesita espacios. Flick, como Xavi, considera que no tiene nivel para jugar en el Barça. Ansu Fati, Ferran Torres y Raphinha también están en el punto de mira por motivos económicos. Necesita el club una gran venta, sobre todo si finalmente llega Nico Williams.

El Barça no lo tendrá fácil para rescindir contratos abusivos. Nunca, o casi nunca, ha sabido vender. Históricamente era un club comprador, que fichaba a las grandes estrellas del mercado. Ahora, sin embargo, no puede competir con los mejores equipos de Europa y el futuro pasa por la cantera y fichajes estratégicos.