Joan Laporta es muy futbolero. Mucho antes de presidir el Barça, probó fortuna como jugador. Quería imitar a Johan Cruyff y dicen que era pícaro y tenía un buen toque, pero fue uno de los muchos jóvenes que no pudo ganarse la vida en los campos de fútbol. Las secciones, en cambio, nunca le interesaron mucho. Nunca fue un asiduo del Palau Blaugrana y su sección más popular, el baloncesto, le ha dado más disgustos que alegrías. Ahora y en el pasado.
En 2004, Laporta vivió la primera crisis del Palau con la destitución de Svetislav Pesic, el entrenador de la primera Euroliga. Tras un año muy crispado, le recomendaron que fichara a Savic e Ivanovic para que el basket dejara de ser un problema. El invento, sin embargo, no funcionó. La solución llegó con Chichi Creus como director deportivo y Xavi Pascual, como entrenador.
Una década y media después, Laporta debe gestionar otra época convulsa. Hace un año prescindió de Sarunas Jasikevicius y de Nikola Mirotic, el mejor jugador de Europa. Pasó la tijera a lo bestia en el Palau y el Barça de basket pasó de fulminar al Real Madrid (3-0 en la final de la Liga ACB) a ser destrozado por el equipo blanco (0-3) en menos de un año.
Laporta, con un razonamiento muy simplista, quiere rescatar a Xavi Pascual. El problema es que no quiere gastar mucho dinero para pagar al técnico de Gavà y ahora busca soluciones más económicas. Jan delega en Juan Carlos Navarro, su manager general, quien el pasado verano recomendó el fichaje de Willy Hernangómez, por quien el Barcelona pagará 12,5 millones de euros en tres años.
Roger Grimau, un técnico sin experiencia y sin carácter, pero con una propuesta baloncestística atractiva, ha sido sentenciado tras los malos resultados del Barça. Navarro, en cambio, tendrá otra oportunidad. Y la tendrá, posiblemente, porque es un mito del Palau, no por sus méritos en los despachos. Su gestión ha sido errática y no parece ser el mejor consejero de un Laporta que solo pide calma en el Palau. Nada parece indicar que encuentre la solución ideal si no abre la caja y apuesta por un proyecto claro antes de la construcción del nuevo Palau Blaugrana, que dará una nueva dimensión a las secciones profesionales.