"Un entrenador es un tío solo, que tiene a todos en contra o a favor dependiendo si ganas o pierdes. La única manera para sobrevivir es si puedes enviar al presidente a tomar puñetas para allá, y que no se meta, y si no, adiós y buenas noches". La frase corresponde a Johan Cruyff. Se la decía a un joven Xavi Hernández, que sonrió cuando escuchó la expresión. Hoy ha sido recordada en las redes sociales. Sigue siendo actual. Pero probablemente para Xavi eso es cuestión del ayer muy lejano. Han pasado muchos años, y según el discutido entrenador del Barça ya no es lo mismo.
Cruyff mandó a Josep Lluís Núñez, entonces presidente del Barça, varias veces a tomar puñetas, como decía él. Nunca se abrazó al mandatario, tampoco existen imágenes con besitos y abrazos entre ambos, como ocurre hoy. Tampoco dejó entrar al presidente al vestuario. Xavi y Laporta, quieren tanto al Barça que, a veces, parece que existiera un enamoramiento entre ellos. Los dos, seguramente, echan de menos y necesitarían los consejos del holandés más influyente en la historia del Barça.
Ante una situación como la que vive el club azulgrana hoy, Cruyff habría sido más directo. Decía el holandés que para el Barça no deben existir temporadas de transición. "Siempre tiene que ganar", afirmaba. Xavi ha manifestado en muchas ruedas de prensa que el Barça es un equipo en construcción.
Cuando Núñez se dio cuenta de que la economía del club estaba mal y no podía fichar los grandes jugadores que entonces contrataban el Madrid y otros equipos europeos se negó a comprar los grandes nombres que Cruyff tenía en su lista, y le dijo: "A esos los ficharía hasta la portera de mi edificio".
Y entonces el presidente decidió construir la Masía que años más tarde vería nacer a Leo Messi, Andrés Iniesta y a tantos otros jugadores que contribuyeron a la consagración del mejor Barça, y también a convertir a España en campeona del mundo. Cruyff decía que el dinero tenía que estar en el campo. Hoy Xavi sostiene al presidente y habla de la precaria situación económica del club y que, por lo tanto, no se puede hacer nada. Pero con cuatro del Barça B surgidos de esa Masía, y sin Messi, ganó el título de Liga la temporada pasada.
"Hay mucha gente que trabaja dentro de un club, pero no sabe trabajar para el club", me dijo una vez Cruyff. Nunca quiso un presidente que lo decidiera todo. Le gustaba que, en el primer mandato de Laporta, Ferran Soriano llevara la parte económica y que Txiki Begiristain fuera el encargado de comprar y vender. Hoy, Xavi ha encontrado un Laporta que lo decide todo y tiene unos directivos que le aplauden todo y más.
A este Joan Laporta de hoy, Johan Cruyff ya lo habría enviado a tomar puñetas. Desconozco si eso fue lo que hizo Jordi Cruyff hace unos meses. Pero yo, por lo menos, nunca entendí ese adiós del hijo del mejor asesor que tuvo el actual presidente del Barça.