El FC Barcelona ha vuelto. Es, otra vez, un equipo fiable, que ilusiona. No maravilla con su fútbol, pero ha encontrado el equilibrio perfecto entre talento y contundencia. Apático durante gran parte del curso, el Barça se supera ahora en los momentos delicados y no se rinde. Xavi Hernández está tranquilo y Joan Laporta ya no lo ve todo tan negro. El club, hecho unos zorros, necesita más que nunca los éxitos del equipo de fútbol.
El Barça ya vence y convence. Xavi liberó al equipo con su dimisión diferida y los jugadores empezaron a creérselo tras eliminar al Nápoles. El pasado miércoles, en París, el Barcelona mostró su cara más ambiciosa y competitiva. Ganó en el Parque de los Príncipes con un gran Raphinha, un futbolista que simboliza perfectamente la transformación azulgrana.
El fichaje de Raphinha siempre ha estado bajo sospecha. Primero, por su elevado coste. Después, por la mediación de Deco. El extremo brasileño es uno de los jugadores que está en venta. También están en el mercado Frenkie de Jong y Koundé, pero la venta que solucionaría muchos problemas es la de Araujo. Laporta no quiere desprenderse del futbolista uruguayo porque es el líder de la defensa. Por eso el Bayern está dispuesto a pagar 100 millones de euros.
Al Barça le espera un verano movido. Y caliente. Habrá bajas importantes, pero Laporta se juega mucho en la Champions. Se juega prestigio y, sobre todo, dinero. Tras muchos fracasos en Europa, el equipo azulgrana vuelve a ser respetado.
La historia juega en contra del Barça, pero el club tiene ahora la gran oportunidad de romper tópicos. Las cinco veces que el equipo azulgrana ha conquistado Europa, también ha ganado la Liga. Y siempre ha ganado la Champions con un fútbol muy atractivo. El Real Madrid, en cambio, ha ganado muchas veces la Champions en cursos mediocres, tras rendirse muy pronto en la Liga. El Barça, hasta hoy, ha sido mucho más transparente. El martes, contra el PSG, no puede fallar. Si sale victorioso, tendrá licencia para soñar. A lo grande.