Puede que a veces me guste ir a contracorriente o que necesite salirme del guion para sentirme diferente, pero lo cierto es que la aparición de Pau Cubarsí me parece mucho más antológica y alucinante que la de Lamine Yamal. Es verdad que el delantero tiene un año menos que el defensa y que en el mundo del fútbol lo que más se valora es el gol y el desequilibrio, pero lo que está haciendo Lamine ya lo hemos visto en otros contextos, puede que no con la extrema precocidad de Yamal, pero sí con la contundencia y protagonismo. Maradona, Pelé, Messi y otros grandes del fútbol mundial eran ya auténticas estrellas antes de cumplir los 18 años -O Rei llegó a levantar una Copa del Mundo con 17 años-, pero es mucho más complicado, por no decir casi imposible, ver un defensa totalmente afianzado en un club 'top' con sólo 17 años. Ni tan siquiera Sergio Ramos, al que muchos comparan al menos por precocidad, se le acerca ni de lejos: el de Camas debutó con el Sevilla con 18 años largos y en la selección con 19.
Cubarsí ha necesitado poco más de diez partidos con el primer equipo para deslumbrar. Primero a sus propios compañeros, que no dudan de cantarle un día sí y otro también, Cu, Cu, Cubarsí, después a Xavi, que ahora mismo no lo quita del equipo ni con calzador, seguidamente a Deco y Laporta, que ya están buscando la hora y el día para firmar su renovación, por no decir también al seleccionador De la Fuente, que lo ha hecho jugar ya unos minutos con Colombia y Brasil, y por último al mundo entero, que empieza a vislumbrar la aparición de una nueva estrella.
Y es que no es normal asentarse en la defensa de un equipo top, desbancando a centrales de la experiencia de Íñigo Martínez, tampoco es habitual llevarse el premio del MVP (Most Value Player) en su estreno en la Champions, convertirse en la clave del 'cerrojo' que ha puesto el Barcelona en los últimos cuatro partidos de Liga, frenar sin despeinarse a jugadores del talento de Oshimen o Memphis, sacar el balón como los ángeles desde la defensa y encontrar siempre soluciones para cubrir los espacios y anticiparse al delantero. Eso y mucho más es Pau Cubarsí...
De hecho, en el Barcelona ya se frotan las manos ante el talento en ciernes que está emergiendo. Muchos lo ven como un binomio perfecto entre Gerard Piqué y Carles Puyol. Está claro que todavía es muy temprano para hacer este tipo de comparaciones, pero la cosa pinta más que bien. Si no se pierde por el camino, Cubarsí se puede convertir en el líder y referencia absoluta en defensa para los próximos quince años.
Está claro que La Masía sigue siendo el salvavidas del Barcelona. A principios del siglo XXI elevó al club a los éxitos más superlativos de su historia, de la mano de Pep Guardiola en el banquillo, y Xavi, Iniesta, Busquets y Messi en el campo. Quince años después de esta aparición sin precedentes se vislumbra de otra generación de oro, con Yamal y Cubarsí a la cabeza.
Y mientras tanto, a unos seiscientos quilómetros, La Fábrica sigue con resignación y, por qué no decirlo, una buena dosis de envidia, esta apuesta innegociable por los jóvenes. Ya sea por necesidad, convencimiento o exigencia de guion, la decadencia de uno es directamente proporcional al florecimiento del otro. Aquí La Masia colapsa a La Fábrica.