"A día de hoy". Esta expresión tan habitual y sencilla está siendo el salvavidas más recurrente que utilizan algunos para alimentar la hipótesis de que Xavi Hernández aún no ha dicho la última palabra sobre su futuro. El técnico antepone siempre esta cantinela, de un tiempo a esta parte parte, cuando le preguntan en rueda de prensa si hay novedades sobre su decisión. Y su respuesta, tras parapetarse en la citada expresión, siempre es la misma: "No ha cambiado nada". Es decir, se mantiene inflexible en la idea que abandonará el club el 1 de julio.
Es cierto que al anteponer a día de hoy en su argumentario, abre, en cierto sentido, las puertas a un posible cambio porque, si fuera definitiva, no haría falta utilizar ninguna referencia temporal. Por cierto, y sin ánimo de ser muy tiquis miquis, esta expresión no está muy bien vista entre los doctos miembros de la Academia, que la consideran un galicismo del término aujord'hui (hoy), por lo que recomiendan otras alternativas más ajustadas al castellano como hoy por hoy o hoy en día.
Es evidente que las victorias contra el Nápoles y Atlético de Madrid han servido para insuflar ánimos a los promotores de la teoría 'Xavi puede cambiar de opinión'. Se agarran a una serie de hipótesis, inflamadas con una buena dosis de euforia desbordante, de que el Barcelona aún puede acabar la temporada ganando ¡el doblete! (sic) o, en el peor de los casos, llegando a la final de la Champions. Una teoría que se ha visto refrendada tras un sorteo más benévolo de lo previsto, al menos teniendo en cuenta que se evita en los cruces a los tres 'cocos': Real Madrid, Manchester City y Bayern de Múnich.
No hay duda de que en el caso de ganar una final de Champions todos los escenarios se podrían abrir, incluso que Joan Laporta acabara convenciendo a Xavi entre brindis de cava y copazo de cubata. El éxtasis y la euforia podría acabar desbocando en un giro de guion, tan sorprendente como inesperado, con Xavi anunciando que se desdice de sus palabras y que seguirá en el club.
Pero, por mucho que nos pese, la realidad es muchas veces tozuda. Primero, porque las opciones que el Barcelona haga una machada de tal calado esta temporada son pocas -en Liga está a ocho puntos del Real Madrid y tiene que ir al Bernabéu-, mientras que en Europa, el propio Xavi dio la etiqueta de favorito al PSG. Habría que preguntar entonces a estos mismos que aún especulan con la continuidad de Xavi, qué dirán si el Barcelona pierde en el Bernabéu y cae eliminado en cuartos. Entonces, suponemos que borrarán todas las huellas.
Lo único cierto, a día de hoy -lo siento académicos-, es que Xavi se reafirma en la decisión que tomó el pasado 27 de enero. Una decisión meditada con sus más íntimos y que se mantiene irrevocable, como desveló el propio Robert Lewandowski recientemente, "he hablado con él varias veces de esto y la decisión está tomada".
Una decisión que obligará a Laporta y Deco a mover ficha porque el nuevo entrenador será vital para el proyecto. En pie siguen dos nombres: Hansi Flick y Roberto De Zerbi. Uno de ellos acabará siendo el elegido, siempre y cuando Laporta no acabe agotando todas las existencias de espirituosos de Londres el próximo 1 de junio, levantando con una mano la orejona y con la otra el contrato de Xavi hasta el 30 de junio del 2025, antes de lanzarse de cabeza al Támesis.