Las gradas de Montjuïc acabaron coreando el nombre de Xavi Hernández con insistencia, tras la enorme exhibición del equipo ante el Nápoles. No es la primera vez que la afición se posicionaba al lado del entrenador a lo largo de esta temporada, pero en esta ocasión lo hacía con una insistencia y vehemencia inusitadas, refrendada por el espectáculo que estaba viendo sobre el césped, donde un puñado de adolescentes le estaban dando un repaso al vigente campeón del Calcio. Evidentemente, estas muestras de cariño no servirán para que Xavi cambie de opinión -tras el partido se volvió a ratificar en su idea de dejar el club a partir del 1 de julio-, pero sí para refrendar su sensación que la afición siempre ha estado a su lado, en las duras y en las maduras.
Nadie sabe qué hubiera pasado si el Barcelona hubiera caído eliminado en octavos, pero a nadie se le escapa que Xavi hubiera sido uno de los grandes damnificados de la derrota, y que el entorno no hubiera tardado ni un segundo en pedir su cabeza en el altar de los sacrificios. Quizás por eso en la rueda de prensa tras la victoria, el técnico quiso pasar alguna factura, ciertamente del todo innecesaria.
Ahora, con el pase a los cuartos, el club respira aliviado: se ha conseguido el primero de los mínimos exigidos a Xavi esta temporada (pasar a cuartos). El club se asegura 15 millones de euros y la posibilidad de jugar el Mundial de clubs del 2025, siempre y cuando el Atlético quede eliminado en octavos.
Xavi además ahora podrá afrontar los próximos partidos de la Liga con relativa tranquilidad. Y decimos relativa porque aún no tiene la segunda plaza asegurada -el Girona sigue un punto por delante-, que daría derecho al equipo a jugar la Supercopa de España. Mirar más arriba a día de hoy parece una entelequia, sobre todo porque el Real Madrid no da la sensación de bajar el pistón, y el calendario blanco es relativamente más asequible que el blaugrana, que ha de visitar el Metropolitano, el Bernabéu y Montilivi.
Pero si hay un hombre más contento que Xavi por la clasificación a cuartos ese es Joan Laporta. Al presidente se le vio radiante tras acabar el partido, abrazándose a sus compañeros de junta y felicitando a Xavi desde el palco. Optimista por naturaleza, Laporta no esconde que aún sueña con llevarse un título al saco esta temporada. Y si lo logra, entonces intentaría un doble salto mortal con tirabuzón: convencer a Xavi para que se quede. Está claro que si hay una persona capaz de hacerlo ese es Laporta. Aunque conociendo a Xavi, la tarea se presenta ardua y complicada, porque para la familia Hernández su palabra es Ley.