La primera media hora fue muy buena pero faltó acierto y, cuando a los azulgranas les empezó a fallar el físico, el Nápoles lo aprovechó para igualar las fuerzas sin tener que hacer nada del otro mundo. Así es la Champions, la intensidad es innegociable y no deja lugar para los regalos ni la falta de contundencia en las áreas.
El planteamiento de Xavi fue moderadamente valiente. Consciente de que todavía queda un partido de vuelta, el de Terrassa quiso reforzarse atrás y plantear una presión asfixiante que incomodó a los italianos. Sin embargo, cuando en la segunda parte se acabó la gasolina y desapareció el fútbol control, eché de menos algunos cambios y más incidencia en el partido des del banquillo. Por ejemplo, Fermín o Vitor Roque que con espacios son jugadores que pueden hacer mucho daño.
El reencuentro con los octavos de final de la Champions no estuvo mal pero nos dejó un sabor amargo. Sin embargo, el partido del Diego Armando Maradona me permite ser optimista y pensar que en tres semanas remataremos el trabajo en Montjuïc.
Los cuartos de final son el único objetivo factible para este equipo. Que nadie se ilusione con más, ni tampoco se conforme con menos.
Lewandowski, así sí
Está dando la cara por el equipo y por el club, dentro y fuera del campo donde también ha dado un discurso sensato, de optimismo y responsabilidad. Lewandowski ha demostrado saber donde está, la camiseta que lleva y la magnitud del Barça, un capitán sin brazalete. Un killer de área capaz de resolver partidos con su olfato goleador y su tremenda personalidad.