Johan Cruyff fue el gran gurú del barcelonismo durante muchos años. Pasó de ser la estrella del equipo en los años 70 y el entrenador más exitoso entre finales de los 80 y los 90, a convertirse en la persona más influyente del denominado "entorno". Una expresión que acuñó el propio Cruyff de forma crítica durante su etapa en el banquillo para terminar siendo, años después, uno de los máximos exponentes de esa denominación. 

El Flaco falleció el 24 de marzo de 2016 a consecuencia de un cáncer de pulmón, pero dejó un legado inigualable. Esta misma semana se cumplieron 50 años del 0-5 que su Barça endosó al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en 1974, en un contexto político clave que simbolizaba la transición de una dictadura a la democracia. Cruyff ya era, entonces sobre el terreno de juego, todo un símbolo barcelonista. Por eso mismo, fue una carta ganadora cuando regresó a España --tras superar unos problemas fiscales que le impedían entrar en el país-- para asumir el mando del banquillo del Barça de la mano de José Luis Núñez, que ganó sus segundas elecciones a la presidencia. 

Cruyff generó un boom mediático con su llegada, en mayo de 1988, pero a los dos años estuvo fuertemente discutido por la afición, como ocurre hoy con otro símbolo, Xavi Hernández. Muchos socios pidieron a Núñez la dimisión del holandés volador, pero el entonces presidente se negó en rotundo y lo defendió de manera feroz ante las duras críticas de aquel "entorno". El mismo, pero con muchos años de evolución, que ahora hace enfadar al propio Xavi y a Frenkie de Jong, entre otros jugadores. 

Núñez lo aguantó en un intenso pulso a la afición y el tiempo le dio la razón: Cruyff construyó el Dream Team y de su mano llegó la primera Copa de Europa en la historia del club. Fueron años dorados, con la conquista de cuatro ligas que resquebrajaron la hegemonía del Real Madrid y su famosa Quinta del Buitre. Pero las cosas se torcieron cuando el Barça fue humillado por el Milan en la final de Atenas del 94 y empezó una guerra de bandos que dio pie a los conocidos ismos: nuñismo contra cruyffismo. Una acalorada discusión en la que volaron sillas, en 1996, simbolizó la ruptura definitiva. Cruyff pasó de ser entrenador a convertirse en "entorno"

Posteriormente, pero siempre desde la sombra, Johan Cruyff volvió a ser protagonista como persona de confianza del que acabaría siendo presidente del Barça en 2003, Joan Laporta. El abogado barcelonés lideró la plataforma Elefant Blau en contra de Núñez y, tras la victoria electoral, pidió siempre el consejo del Flaco para la toma de decisiones deportivas. Muchas fueron acertadas, como el fichaje de Frank Rijkaard, y otras seguramente no lo habrían sido, como el fichaje de la triple A del Valencia --Ayala, Albelda y Aimar--, que enemistó al neerlandés con Sandro Rosell pero posibilitó un tridente de cracks más exitoso: Ronaldinho, Deco y Eto'o.  

Laporta, que encara actualmente su segunda etapa en la presidencia del club, echa muy en falta los argumentos de Cruyff. Él mismo ha reconocido que, en ocasiones, ante la duda, intenta pensar qué le respondería el propio Johan. Y, a falta de un gran gurú, la mejor solución pasa por buscar a otro: el heredero de su legado futbolístico, que fue capaz de evolucionarlo y triunfar todavía más, llevando el Barça a la excelencia. Hablamos, como no, de Pep Guardiola. 

Pep se ha convertido en la gran referencia. En el eterno anhelo de Laporta. Todo el mundo sabe que su mayor deseo sería traerlo de vuelta al club y, tal vez, algún día Guardiola le devuelva el favor de haber sido el presidente que apostó por él. Ahora que el club le necesita, Pep podría volver. Pero desde hace tiempo sostiene que no como entrenador. Mientras tanto, desde Manchester, la única forma en que puede ayudar es como lo habría hecho Johan, como consejero. 

Y, aunque no lo haga directamente --como Alejandro Echevarría, por ejemplo, que no tiene cargo pero corta el bacalao en el club--, los vínculos y sinergias que todavía existen entre Laporta y Guardiola, así como con un selecto colectivo de periodistas muy cercanos a ambos, hacen que esos consejos sean posibles. Y el mensaje de Guardiola es que Roberto de Zerbi es el candidato idóneo al banquillo del Barça. Estas son las palabras que Pep dijo sobre él: "Roberto es uno de los entrenadores más influyentes de los últimos 20 años. Su equipo es único. Es como el Bulli de Ferran Adrià, un restaurante de Estrella Michelin único, que cambió el mundo de la cocina". Oro parece, plata no es...