El pasado 31 de enero de 2024 algunos de los grupos de opinión del entorno del Barça lanzaron un comunicado expresando su preocupación por la marcha de la entidad. Los colectivos El Senyor Ramon, Dignitat Blaugrana, Compromissaris FCB, Seguiment FCB y Un Crit Valent firmaron una carta con diversos apartados que querían debatir con el presidente azulgrana como el modelo de propiedad, la andadura deportiva o la profesionalización de la estructura ejecutiva.
El pasado lunes estos socios tuvieron la oportunidad de despachar durante más de dos horas todas sus inquietudes con el presidente Joan Laporta, con la vicepresidenta institucional Maria Elena Fort y con los miembros del gabinete de presidencia, Manana Giordaze y Jordi Finestres.
Como informó Culemanía, Laporta prometió durante este encuentro seguir adelante con una profunda reforma estatuaria. Más allá de este compromiso también abordaron la mayoría de dudas que estas personas expresaron en el comunicado emitido el pasado mes de enero.
Uno de los apartados que más preocupaba a dichos socios es "la deriva deportiva del primer equipo masculino". Se le trasladó a Laporta la voluntad de "usar la Masia como eje vertebrador del equipo complementándolo con fichajes estratégicos". Una de las propuestas de algunos de estos socios es que en la temporada 2025-2026 el 50% del plantel azulgrana provenga de las categorías inferiores. Ahora el porcentaje es del 39%, ya que nueve de los 23 jugadores que arrancaron la temporada en dinámica del primer equipo han pasado en algún momento por el filial o el juvenil. Joan Laporta accedió a su demanda y les aseguró que la voluntad del Barcelona es apostar por los jóvenes la próxima campaña y no fichar al tuntún. En esta apuesta por el talento joven de la casa no se descartó alguna decisión drástica y dolorosa en verano, según aseguran los presentes en la reunión, en clara referencia a la venta de futbolistas.
En el aspecto institucional los grupos de opinión trasladaron su desazón por contar con una estructura "cada vez menos profesionalizada y transparente". No compartió este diagnóstico Laporta, que argumentó que cada semana se reúne con "20 jefes de sección" que actúan con autonomía propia. El mandamás azulgrana defendió su figura de presidente ejecutivo ya que considera que los directores de área realizan funciones propias de un director general en sus respectivas parcelas.
Lo que más ocupó a los representantes de los cinco grupos en cuestión es el modelo de propiedad de la entidad. Laporta les dejó claro que "no abrirá el debate de cambio de modelo ni de propiedad". El presidente no dejó ninguna puerta abierta a las últimas propuestas que van apareciendo en la estratosfera barcelonista. La más conocida es la de Jaume Roures, que apuesta por vender un porcentaje del club como hizo el Bayern de Munich. Laporta les dijo que difiere de la opinión del empresario catalán y reafirmó que no está en su agenda abrir ese debate, entre otros motivos, porque la naturaleza del club hace que sea "más atractivo" para los inversores.
En este punto se abordó también la creación de diferentes sociedades limitadas que gestionan algunas áreas de negocio como la de Barça Licensing and Merchandising (BLM) o la de Barça Studios. Desde el club dejaron claro a los interlocutores que no se plantean vender BLM, la filial que gestiona la venta de las camisetas a pesar de que la cesión del 49% de esta empresa está aprobada por la asamblea de compromisarios. Laporta recordó que cuando pidieron a los socios poder vender un porcentaje de este negocio, lo hicieron para tener una válvula de escape en el caso que el club se encuentre en una situación límite. Los directivos explicaron que venderán el contenido digital (los nft’s) pero que quieren mantener la producción audiovisual tradicional. Por último, anunciaron que la agencia de viajes azulgrana, FCB Desplaçaments, que actualmente está en stand by por motivos presupuestarios, pretende volver a operar cuando se cumplan los presupuestos estimados.
El presidente pasó revista a los diferentes aspectos de la actualidad culé con este reducto de personas que mantienen viva la llama social del Barça en un periodo de indiferencia generalizada. La congelación de la vida social del club, que ni anima en la victoria ni protesta en la derrota, es uno más de los problemas de la entidad.
En el club son conscientes de que la afición tiene más paciencia de la habitual por la dramática situación del club, como si hubiese firmado un armisticio mientras el fútbol no baje de la montaña mágica y vuelva al barrio de Les Corts. La singularidad del Barça está aletargada pero es de agradecer que el presidente se preste a dar detalles a los pocos socios que siguen viviendo intensamente el día a día del club mientras este vive exiliado en Montjuïc.