Todo aquel que toca poder en el Barça coincide en una apreciación: Laporta es la persona más optimista que han visto jamás. Algunos de ellos aseguran que muchas cosas que parecen imposibles, como la operación de Joao Félix, se acaban convirtiendo en realidad por la voluntad inequívoca del presidente de tirarlas hacia adelante. Y en esas vive el Barça, en una dinámica dudosa a nivel deportivo, económico e institucional pero con golpes de efecto continuos de su máximo dirigente que van solventando los problemas del día a día.

El Barça está a siete puntos del Real Madrid en la clasificación y a nueve del líder, el Girona, que le vapuleó en su estadio. "Algo se rompió ante el Girona", aseguraban tras la derrota en la curia vaticana del Barcelona. Cuentan los que estuvieron en el palco que el presidente se encerró en su camarote visiblemente enfadado.

Al día siguiente Laporta todavía estaba preocupado y modificó toda la rutina de viaje a Amberes para hacer piña. El presidente rehizo la convocatoria y subió al avión a Lewandowski, Gündogan y Araujo y en Bélgica escudriñó el estado de salud de su plantilla. El equipo perdió de nuevo en Champions y se dejó 2,8 millones por el camino y ante la injerencia del presidente ejecutivo en la lista de convocados algunas voces empezaron a poner en duda al entrenador. Hay quien desde el club le cuestiona a Xavi los días de descanso que da a la plantilla y algunos cambios, por ejemplo, el último de Joao Félix contra el Valencia o que no diera entrada a Marc Guiu

Al contrario que el resto de la expedición, Laporta se tranquilizó en Amberes y decidió coger el mando. Le gustó lo que habló con Xavi y Deco, vio comprometidos a los jugadores y ratificó a su entrenador en la cena de Navidad ante los empleados. Ahora en las oficinas del Barça afirman, rotundamente, que el técnico de Terrassa acabará la temporada “pase lo que pase”.

También vive pendiente el Barcelona del dinero que Líbero debía invertir en Barça Media, su filial audiovisual. Se necesitan 40 millones para desbloquear el exceso de masa salarial pero en el club ya saben que los millones de los alemanes no llegarán. Es por ello que Laporta ya está listo para el siguiente giro de guion. Aseguran fuentes de la entidad azulgrana que se están buscando nuevos inversores y la dirigencia contempla generar fair play financiero utilizando otras vías.

En verano algunos directivos y el presidente avalaron de su bolsillo para inscribir a futbolistas, una herramienta que ahora descartan porque tan solo se trata de algún “retoque puntual” de la plantilla. Tampoco se venderá a Araujo ni a Lewandowski. “El problema del Barça ya no es económico, si cumplimos el presupuesto en verano estaremos en la regla 1:1 del control económico de La Liga”, recuerdan.

Pero si algo exalta el optimismo de Laporta es la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la Superliga. El presidente está convencido de que el fallo del TJUE eliminará el poder de monopolio en el fútbol. Y es entonces cuando el papel del máximo mandatario azulgrana tomará un rol primordial.

Laporta ya consiguió que la Superliga dejara de ser un coto privado de caza para regirse por méritos deportivos. Ahora Laporta aboga por una negociación de igual a igual con el máximo ente del fútbol europeo y así, entre todos, crear una nueva competición a partir de 2025. Si mañana el fallo es favorable a Madrid y Barcelona, los únicos activistas que aguantan la pancarta de la Superliga, el presidente azulgrana apostará por el diálogo, a diferencia de Florentino Pérez, que quiere ir a la guerra con el organismo que dirige Ceferin. Es el último giro de guion de Laporta, que consiguió con la diplomacia que no excluyeran al Barça de las competiciones europeas por el caso Negreira y ahora se erige como mediador entre la Superliga y la UEFA.

Mientras espera a la sentencia de mañana, Laporta sigue dando golpes de efecto en la gestión de un club que tira hacia adelante, para bien o para mal, gracias al poder plenipotenciario de un presidente que cambia convocatorias, busca inversores para generar fair play financiero y media con la UEFA para que todos queden contentos con la nueva Superliga.