En deconstrucción. El Barça ahora mismo está en deconstrucción. Esta es la realidad, todos los pasos hacia delante que se dieron el curso anterior se han ido perdiendo a lo largo de la actual.

La solidez defensiva, la efectividad en los metros finales, el espíritu competitivo, las ganas de ganarlo todo, se han desvanecido. Es cierto que las lesiones no han ayudado, pero 16 jornadas de Liga y seis de Champions League ya son suficientes para ver que este Barça tiene problemas muy graves y que, con lo que nos está ofreciendo, no tendrá suficiente para ganar títulos.

Las piezas no encajan, el rendimiento de los jugadores está muy por debajo de lo que se espera de ellos y las soluciones que se aportan desde el banquillo tampoco son satisfactorias. Siempre es más fácil señalar a uno que a 22, al entrenador. Este es Xavi que desafortunadamente, y después de más de 100 partidos, aún no ha conseguido que el fútbol de su equipo vaya esté a la altura de su discurso.

Esto pinta muy mal, hay división con la directiva, dudas en el vestuario y una realidad aplastante. El Barça está a siete puntos del Girona y a cinco del Real Madrid y, además, no ha puntuado en ninguno de los duelos directos que por más inri se han jugado en casa.

La Roca era de arcilla

Oriol Romeu empezó con muy buen pie su etapa en el Barça, pero a día de hoy es mejor que ni se ponga las botas. Inexplicablemente, coincidiendo con la lesión de Frenkie de Jong, su rendimiento ha pasado a ser una caricatura de lo que fue.

En Amberes volvió a quedar señalado, no podemos decir que sea el único ni que el Barça perdiera exclusivamente por sus errores en la salida, pero la realidad es que dos pérdidas de balón suyas costaron dos goles y esto, aquí, no se puede tolerar.

En el Barça el crédito no es ilimitado, el margen de error es mínimo y la presión muy elevada. No todo el mundo sirve y menos para ocupar esta posición de pivote que históricamente siempre ha sido vital para los esquemas blaugranas.

“La Roca” se ha desintegrado al mismo ritmo que el equipo. Hace cosa de tres meses hicieron un par de buenos partidos y, desde entonces, nada de nada. Ni el Barça, ni Romeu pero tampoco Koundé, Lewandowski, Gundogan, Pedri, Ferran y sobre todo Xavi Hernández. Me sabe mal ser tan contundente, pero hay cosas que hay que cambiar radicalmente y diría que ya sabéis a quién me refiero.