El entrenador del Barça B calienta por la banda cada vez que Xavi tiene un partido de match ball. Más allá de las responsabilidades del propio Xavi para poner el fantasma de su relevo, hace falta entender el por qué este nombre suena con fuerza y quién hay detrás él.

Para empezar, como entrenador del Barça B, Rafa Márquez está consiguiendo revertir la tendencia negativa de tiempos pasados. Me refiero a un tema puro y duro de resultados: son quintos con 27 puntos y a tan solo 3 del líder, la Cultural Leonesa. Si bien es sabido que su apuesta por jugadores más veteranos o experimentados le hace no correr tanto riesgo a nivel de victorias, sí hace perder oportunidades a la Masia, el valor que el club todavía vende, aunque esté en horas bajísimas. Un buen ejemplo de ello es que en el once inicial del primer equipo contra el Girona de domingo pasado no había ni un catalán y solamente uno de cantera puro y duro, Iñaki Peña, de Alicante.

Pero seguimos con el retrato del míster del segundo equipo masculino. Rafa Márquez ha estado en las buenas y en las maduras cuando Joan Laporta lo ha necesitado. Es un Enric Masip, para entendernos. Siempre lo ha apoyado: en la última candidatura que ganó, pero también en la penúltima cuando Laporta fracasó ante Josep Maria Bartomeu. Márquez se dejaba ver en la sede de la candidatura de Laporta situada en la calle del Rosselló y nunca le daba un no como respuesta cuando Jan le pedía una foto de rigor.

La amistad viene de la primera etapa de Laporta como presidente y Rafa Márquez como jugador. Y es en esta época donde se ven pequeños detalles no menores que también se deben tener en cuenta. La profesionalidad de Márquez se llegó a cuestionar mucho, especialmente en los entrenamientos. Se enamoró ciegamente de Jaydy Michel, su actual pareja que entonces se acababa de separar del cantante Alejandro Sanz. Los dos, mexicanos, vivían un inicio del romance a distancia, entre Madrid y Barcelona y era demasiado frecuente ver a Márquez haciendo puentes aéreos cuando no tocaban si teníamos en cuenta las obligaciones profesionales que debía atender como jugador azulgrana.

Y así, entre favores, amistades, momentos compartidos y recuerdos llega un Márquez que responde a la confianza personal del presidente, pero también al oportunismo del momento: Xavi, una gran figura del barcelonismo cuestionada por su inexperiencia como técnico. Y Márquez, un jugador recordado por el barcelonismo, que ahora sigue el camino del menos a más que convence al entorno azulgrana. El previo paso en el Barça B le da todavía más puntos, pero no perdamos de vista el perfil del personaje. Para lo bueno y lo malo.