A nadie se le escapa que hacía mucho tiempo que los técnicos estaban esperando la llegada de Joao Cancelo. Con Juan Foyth como sueño inalcanzable, sobre todo por la negativa sistemática del presidente del Villarreal a entablar cualquier tipo de negociación, el nombre del internacional portugués aparecía en todas las quinielas. El primer intento, en todo caso, acabó en sopapo a la cara. El City se negó a ceder al jugador o al menos así se lo dijeron a Xavi, circunstancia que negó de forma taxativa Pep Guardiola, "han informado mal a Xavi", abriendo un debate que, afortunadamente, no fue mucho más allá. De hecho. un año después, y tras una penosa cesión al Bayern de Múnich, Cancelo recalaba en el FC Barcelona.
No lo hizo solo. Le acompañaba otro 'Joao', en este caso Félix. El jugador atlético no tuvo reparos en elogiar las excelencias del club blaugrana ante la mirada atónita de Simeone y la hinchada atlético. Semejante canto de sirena no acabó en saco roto, y unos meses más tarde fichaba por el FC Barcelona, con un Joan Laporta más exultante que nunca, ya que llevaba años siendo su objeto, no sabemos si oscuro, como la película de Luis Buñuel, de deseo.
En cualquier caso, desde el área deportiva dieron la bendición a la llegada de los dos Joaos: Cancelo se consideraba imprescindible en los planes de Xavi. No tardó mucho el lateral portugués en hacerse un hueco en el equipo: en la jornada cuatro ante el Osasuna se estrenaba saliendo en la segunda parte y desde ese partido ha encarrilado catorce titularidades consecutivas, a las que hay que sumar cuatro más con Portugal.
Errático, caótico, impredecible, irreverente, genial, poliédrico, incansable, irascible, impetuoso...Todo eso y más es Cancelo, un jugador que llegó con la etiqueta de ser conflictivo, pero que se ha ganado el vestuario con su personalidad y carácter ganador.
Xavi está intentando domarlo a su manera, como si de Ángel Cristo se tratara. Sin látigo de por medio, con más vehemencia y pedagogía que otra cosa, el técnico intenta encorsetarlo, sobre todo a nivel defensivo, para evitar que sus salidas disparatadas acaben afectando el equilibrio del equipo. Pero un león tan fiero como Cancelo tiene difícil aprendizaje: este tipo de locuras las lleva también implícitas en sus genes y forman parte de su personalidad.
En cualquier caso, Cancelo ha llegado para quedarse. Eso lo tienen todos muy claro en el club. El jugador está feliz, los compañeros encantados, los técnicos le adoran y al presidente se le cae la baba. Es el preferido de los Joaos en la dirección deportiva, aunque en la presidencia se sigue brindando con cava con cada gol de Félix, pero el City de Pep será quien acabe marcando las reglas del juego. Bueno, el City...y el fair play de Tebas.