Xavi ha lamentado que, precisamente desde la prensa, el gran señalamiento hacia este equipo se esté encarnizando con los más jóvenes. Una reflexión que no comparto, pero que tampoco me impide explicar las cosas por su nombre cuando tocan, tengan la edad que tengan.

Vaya por delante que lo que realmente afecta a los jóvenes es esta máquina trituradora llamada primer equipo del Fútbol Club Barcelona. Debe ser muy difícil ser ahora Marc Guiu, tener la presión de que debes marcar las diferencias con el Barça B y, a la vez, estar deseando que Xavi te convoque. Realmente, poder llevar esta doble presión, no ilusionarse y saber gestionar las emociones solo se consigue si tienes un buen entorno y tus padres te han ido mentalizando previamente sobre la situación. Ni coach ni psicólogos de turno. Esto va de añadido: lo importante es el entorno directo. De Marc Guiu, ningún problema, ya hice una breve radiografía y, pase lo que pase, sigue la senda de lo que le toca ahora mismo.

Pero hay otros perfiles que no han tenido la misma suerte. Con el once contra el Alavés quedó claro que Balde no entró en los planes de los mejores jugadores o con los que Xavi confía al máximo en el partido que se la jugaba… Y mucho. También es cierto que, anteriormente, ya hemos explicado cómo el hermano de Balde le lleva y se toma de forma muy profesional pero demasiado directa y en primera persona, las cuestiones profesionales de su hermano menor. Es manager, pero también un perfil sin experiencia que ha decidido manejarlo todo. Y esto, como hemos visto en anteriores casos, acaba pasando factura a la perla del jugador.

Sin entrar en más reflexiones sobre otros jugadores, sí me gustaría poner el acento en Lamine Yamal. La presión que tiene del propio club, las no titularidades pero sí la responsabilidad de cambiar un pésimo juego saliendo en los últimos partidos en el famoso minuto 60 y, especialmente, un entorno que no acaba de entenderse y todavía, entre la parte maternal y paternal, se siguen discutiendo como si se tratara de un Clásico sobre el futuro de su niño, empieza a ser una combinación explosiva.

Ahora mismo, Yamal está cogiendo más el camino de Munir: una gran portada de un día que después ha quedado en la irrelevancia. Y también está muy lejos de marcar época. Quizás, lo mejor para empezar a redirigirse es analizar realmente qué cualidades tiene y qué potencial tiene.