Poca tensión, alguna que otra risa y baño de masas absoluto del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en la asamblea de compromisarios del club. El dirigente azulgrana se siente cada día más fuerte y legitimado sobre los socios culés, a pesar del enorme desgaste que tanto él como su junta directiva han sufrido estos últimos dos años y medio. La ascendencia que le confieren los años de experiencia, sumada a su incontestable carisma y brillante oratoria, hacen de Laporta un presidente fortalecido, que se crece ante la adversidad y maneja con maestría el mensaje.
La mayor habilidad del actual presidente azulgrana consiste en conseguir que los medios de comunicación terminen hablando de lo que él quiere. Ya lo hacía en su anterior etapa, con expresiones que han pasado a los anales de la historia del barcelonismo --"la caverna mediática", "la central lechera", "al loro, que no estamos tan mal", "que n'aprenguin", "estoy tritranquilo" o "el sextete"-- y lo está volviendo a hacer ahora. En abril, cuando concedió la rueda de prensa sobre el caso Negreira, dijo que "el Real Madrid es el equipo del régimen" y consiguió que, dos meses después, se dejase de hablar en seco del tema Negreira para trasladar el debate al equipo del régimen. Ahora, justo después de ser imputado, ha desarrollado el término "madridismo sociológico".
Como también ha triunfado la expresión, el presidente ha tratado de explotarla al máximo a lo largo de las casi 10 horas que ha durado la asamblea. Por ello ha repetido en varias ocasiones que "no se trata de un discurso victimista, ya que en el pasado les ganamos y les vamos a volver a ganar".
También ha reiterado que se refiere a los poderes políticos, económicos, judiciales, deportivos y mediáticos radicados en la capital española. Sin embargo, en un arrebato de euforia de los suyos el presidente se ha venido un poco arriba: “Repetiremos el mejor Barça de la historia, que lo tengan claro”. Da igual si se pasa de frenada, dice lo que la gente quiere oír. "Y lo sabes", como diría Julio Iglesias. Los medios le compran el discurso y la sombra de los posibles aspirantes a la presidencia, como Víctor Font, se hace cada vez más pequeñita. Ni siquiera Piqué podría con este Jan dominante que parece destinado a dejar el Barça cuando él quiera.
Laporta se autoproclama la némesis del madridismo. El terror del Real Madrid. Un discurso que le vino al pelo con la pancarta que le ayudó a ganar las elecciones --que hubiese ganado igualmente ante la endeble oposición-- y que le fortalece, por el carácter populista del mismo, que trata de heredar el magnífico relato del ilustre Manuel Vázquez Montalbán a los 20 años de su muerte.