El Barça se dejó dos puntos de oro en Son Moix exhibiendo una versión colectiva preocupante. Íñigo Martínez y Araujo demostraron que les falta ritmo, se cometieron errores defensivos de infantiles que costaron muy caras, faltaron ideas y, por delante, también se perdonó en exceso.

Las rotaciones, que probablemente yo también hubiera hecho, no estuvieron acertadas y la ausencia de Frenkie De Jong fue también determinante. Al equipo le faltó un timón en medio del campo que fuese capaz de marcar la hoja de ruta del equipo y las decisiones de Xavi tampoco ayudaron.

Pocos se salvan de la noche del martes. Es de esos empates que duelen, por el resultado y por cómo se produjo. Y es que el Celta ya nos avisó el sábado pasado. De momento el Barça ya ha sucumbido en Getafe y en Mallorca y, me sabe mal recordarlo, pero es en estos campos donde se ganan las ligas. La suerte es que todavía queda mucho y esto es muy largo.

Sin Frenkie todo cuesta más

Pese a quien le pese, la baja de Frenkie De Jong es una ausencia de peso y un contratiempo muy importante para un Barça que había encontrado en él el equilibrio perfecto en medio del campo. Un jugador vital en la fase de construcción, y también imprescindible en el aspecto defensivo. De Jong es un futbolista total aunque no acabe de convencer a todo el mundo.

La verdad, no entiendo cómo puede generar tanto debate un profesional de su talla y que hasta hoy había sido uno de los mejores, sino el mejor, jugador del Barça en lo que llevamos de curso. Intocable para todos los entrenadores que ha tenido, algunos le acusan de ralentizar al equipo o de conducir demasiado el balón. Siempre hay ese mar de fondo con uno de los mejores jugadores del mundo, que de ficharle a día de hoy no bajaría de los 100 millones de euros.

Su lesión llega en un momento de máxima exigencia para el Barça, y no tengo ninguna duda de que lo echaremos de menos. Más allá de lo que esté cobrando, De Jong merece más respeto y admiración.  

El Girona m'enamora

A mí también me enamora. Me enamora este Girona FC que por primera vez en su historia se ha situado líder de Primera División, y lo ha hecho practicando el mejor fútbol de la categoría con diferencia. Que nadie lo ponga en entredicho.

Los de Míchel han empezado muy bien el curso y es inevitable empezar a soñar en grande. En la Champions, en ganar la Copa y por qué no, puestos a soñar, en ganar la Liga como hizo el Leicester de Ranieri la temporada 2015-2016. Queda mucho para que podamos ver esto, pero no le restemos mérito a todo lo que ya está consiguiendo este equipo construido con un presupuesto low-cost, y que este verano ha perdido a piezas fundamentales como Oriol Romeu y Taty Castellanos.

Delfí Geli, Quique Cárcel, Míchel y toda la plantilla rojiblanca nos están haciendo vibrar jornada tras jornada. La pregunta es, ¿hasta cuándo podrán aguantar? No lo sé, ojalá hasta final de curso pero, si no es así, recordemos y valoremos todo lo que están consiguiendo hasta ahora porque en la mayoría de los casos el fútbol es cruel y no tiene memoria.