Si hay un presidente que se está frotando las manos con el inicio de temporada de Joao Félix en el FC Barcelona no es precisamente Joan Laporta sino Enrique Cerezo. Y es que el máximo dirigente del Atlético de Madrid está viendo cómo la cotización de su pupilo se ha disparado como la espuma desde que viste la camiseta blaugrana. Una situación, sin duda, que tiene con la mosca tras la oreja a los dirigentes blaugrana, que constatan con estupefacción cómo cada gol que marca y cada asistencia que ofrece el luso complica sobremanera la opción de retenerlo en el FC Barcelona.
La cesión de Joao Félix por sólo un año, sin opción de compra y asumiendo sólo la ficha del jugador sin un coste adicional, con el añadido de que el portugués aceptaba además una rebaja notable de ficha para recalar en el club, se veía en un principio como una jugada maestra de Laporta, que conseguía hacerse con los servicios de un jugador top en unas condiciones irrisorias.
Sin embargo, en poco más de dos semanas se ha dado la vuelta a la tortilla: muchos en el club observan con preocupación cómo se puede escapar un jugador de tanto talento. Y es que, al no contar en su cesión con una cláusula de opción de compra, está claro que el Atlético subastará a su jugador al mejor postor, en unas condiciones que en ningún caso podrá alcanzar el Barcelona, que a día de hoy sigue excediendo en casi 200 millones el ‘fair play’.
Ahora mismo el grado de desconcierto que hay en el club sobre el asunto Joao Félix roza lo surrealista: cada exhibición del luso, le aleja más del Barcelona. Quien más o quien menos es consciente de que si el luso mantiene este nivel, acabará la temporada duplicando su valor actual, rozando fácilmente los 100 millones de euros. Un precio que el Barcelona no podrá asumir ni en el mejor de los escenarios.
Y si esta opción es mala al final para los intereses blaugrana, aún peor si cabe es la otra. Y es que, si el delantero portugués acaba siendo un fiasco, lo más normal es que también repercuta en el rendimiento del equipo, que habrá sido incapaz de conseguir los objetivos.
Así pues, el Barcelona siempre pierde con Joao Félix. Si el jugador triunfa, lo perderá a final de temporada; si el jugador fracasa, no habrá títulos que celebrar. Evidentemente, y ante las necesidades del club en regresar a la élite, el sacrificio del internacional luso se da por bueno.