La llegada de Joao Cancelo se puede considerar una bendición en todos los sentidos. El ex del City atesora todas las virtudes necesarias para convertirse en el dueño y señor de la banda derecha, en una posición además en que el Barcelona caminaba cojo desde la marcha de Dani Alves. Y es que ninguno de sus predecesores han acabado de funcionar, empezando por Sergiño Dest, como mejor exponente de que la juventud a veces puede ser un lastre, o Sergi Roberto, como contraposición de que la experiencia tampoco es suficiente.

Curiosamente tuvo que ser un central reconvertido a lateral, el francés Jules Koundé, quien enmendara un poco el desaguisado, completando una temporada casi perfecta aunque a regañadientes: el internacional siempre se mostró un tanto contrariado de jugar en la banda, y así se lo hizo saber a final de temporada a Xavi Hernández.

De ahí que el club se pusiera manos a la obra para encontrar una solución de manera definitiva. El primer candidato y el preferido por los técnicos era el argentino del Villarreal, Juan Foyth. Pero las altas pretensiones del club groguet, que se negaba a negociar, remitiéndose a la cláusula --fijada en 54 millones-- bloquearon la operación. El siguiente era ya Joao Cancelo, pero aquí había ciertas reticencias por parte del Barça por los problemas que puso el City un año antes, cuando intentaron hacerse con sus servicios.

De hecho, hubo unas discrepancias públicas entre Xavi y Guardiola al respecto del portugués: el primero aseguró que el City se negó en rotundo a ceder al jugador al Barcelona, mientras que el segundo respondió que le “habían informado mal”. Al final, Cancelo y el Barça pudieron unir sus destinos, gracias también a la ayuda inestimable del agente Jorge Mendes. Pero como todo en la vida, había un coste adicional que pagar por la cesión de un año del lateral derecho: la cesión al Girona de Eric García.

Xavi no aceptó de buen grado esta contraprestación. Primero porque consideraba a Eric un jugador muy versátil en defensa, capaz de adaptarse tanto de central izquierdo como lateral e incluso en el pivote defensivo. Y segundo, porque no entraba dentro de su hoja de ruta desprenderse de más defensas.

El técnico se reunió con Eric un día antes del cierre de mercado para intentar convencerlo, saliendo de la reunión con la convicción que lo había logrado. Sin embargo, los acontecimientos de precipitaron en las siguientes horas, sobre todo porque Abde no quería marcharse a la Premier, donde ofrecían 20 millones de traspaso, empeñándose en firmar por el Betis, que sólo ofrecía 7,5 millones. Este decalaje, acompañado de la presión del City para dar el OK a la cesión de Cancelo, obligó al Barcelona por a a dar el visto bueno a la salida del defensa.

En cualquier caso, Xavi ha dado por bueno el final del mercado, pese a las decepciones de Ousmane Dembelé y, en menor medida, de Eric García. Contar con un jugador de la calidad de Joao Cancelo en la banda es un regalo del cielo, y si a eso sumamos la llegada de Oriol Romeu, Ilkay Gündogan, Íñigo Martínez y Joao Félix, este último pese a no ser una necesidad imperiosa, completan un mercado de mucho mérito para el club, y más si añadimos a Vitor Roque, esperando en la recámara para incorporarse en invierno.