Guardiola dijo “no digo que engañaron a Xavi, pero sí que le informaron mal. A nosotros no nos llegó ninguna oferta del Barça por Cancelo en enero”. Era una respuesta a la queja que hizo Xavi. En lugar de defender a su entrenador, Laporta echó más leña al fuego desvelando en Tv3 una supuesta guerra entre ambos “asumo el rol de que Pep y Xavi hagan las paces. Es una de las responsabilidades que tengo”.

Declaraciones que sentaron fatal a ambas partes porque el causante del supuesto engaño a Xavi, si se produjo, solo podía ser el propio Laporta. En las entrevistas que ha dado esta semana a los periódicos deportivos catalanes ya ha rectificado su metedura de pata. El caso es que el presidente ejecutivo del Barça ya ha “recompensado” la brillante liga conquistada por Xavi limitando sus funciones: “Deco tendrá un rol más intervencionista que el de Jordi Cruyff”.

Eso significa que será quién decidirá la política de fichajes por encima del técnico catalán, a pesar de que no controla el fútbol europeo porque no ha ejercido nunca de director deportivo. Era representante de jugadores al mismo tiempo que ojeador del fútbol sudamericano para el Barça, y a pesar de ser absolutamente incompatible, curiosamente el club fichó a un brasileño representado por el propio Deco, Raphinha.

Otro escándalo soslayado por la prensa deportiva catalana que parece más preocupada por la prominente barriga del presidente que por su deficiente gestión. El caso es que Xavi dijo que “la prioridad es fichar un pivote de nivel que sustituya a Busquets”. Pidió a Zubimendi, Kimmich o Brozovich. Incluso a Amrabat. Y acabará viniendo, Oriol Romeu, que era la quinta opción porque al mismo tiempo que Laporta dice que no hay dinero paga 61 millones (en Brasil dicen que son 74) por un delantero de 18 años al que le han hecho 7 años de contrato, si, 7 años, prácticamente lo fichan de por vida sin saber si se adaptará al fútbol europeo y que se incorporará la siguiente temporada.

Por cierto, el intermediario de la operación ha sido Andre Cury, el mismo al quién Laporta pagó 22 millones de euros en 2008 para fichar a Keirrison y Henrique, 2 paquetes que no avaló ningún técnico de la casa, que no fueron nunca presentados ni jugaron. El mimo representante que cuando ha trabajado para otros presidentes del Barça lo descalificaban tratándole de comisionista perverso. Qué curiosa hipocresía. Y además de todo esto, y cuando queda mucho mercado por delante, Laporta suelta que “el Barça tiene mejor plantilla que el Madrid. Seremos uno de los favoritos para la Champions”.

Estas afirmaciones, además de imprudentes y peligrosas, están metiendo una sobre presión al entrenador que no le ayuda en nada, porque además, el propio Laporta sabe que siguen estando con la masa salarial excedida y que o se vende a algún titular o los fichajes de 32 años (Iñigo Martínez, Gundogan y Oriol Romeo) no podrán inscribirse, a pesar de que vaya fanfarroneando de que gracias a que ahora se lleva fenomenal con Tebas, si, ese que hace 6 meses, a propósito del caso Negreira, era “el gran enemigo del Barça porque se quiere apoderar del club”se van a flexibilizar alguna normas. Para Xavi no es prioritario fichar un lateral derecho porque ahí pueden jugar Sergi Roberto, Koundé o incluso Ronald Araujo. Y también está Dest y Julián Araujo, un mejicano que costó 4 millones de euros en enero y que no pudo jugar estos 6 meses porque Alemany llegó tarde para inscribirle y ahora parece que lo quieren ceder. Pero Laporta insiste en que hay que fichar a un lateral y, tachán, su preferido es Ivan Fresneda, del Valladolid, que acaba de bajar a segunda división, porque su representante es Fali Ramadani, el intermediario para el que trabaja Raúl Verdú, que es el socio del hijo de Laporta, Guim Laporta, en una empresa de representación de jugadores. Pero el compliance no ve ninguna incompatibilidad.

Y, en lugar de recompensar el buen trabajo de Xavi, que ha conquistado una liga absolutamente necesaria para el club, Laporta asegura que la mejora de contrato y renovación del entrenador será lo último que se afronte porque recuerda que “su salario y el de su staff cuentan en el límite salarial y ahora lo prioritario son las incorporaciones”. Ya tiene la excusa perfecta para negociar su mejora de contrato a la baja. Y eso que Xavi, puso dinero para venir desde Qatar, y es el entrenador peor pagado de los grandes clubs europeos, con un sueldo de unos 4,3 millones brutos. Rafa Márquez, mucho más sumiso, calienta en la banda.