Joan Laporta desveló este martes en las entrevistas que concedió a los medios catalanes de prensa deportiva que Xavi le había pedido dos centrocampistas y un lateral derecho para completar una plantilla con derecho a pernada en Europa. Contando los dos refuerzos que ya tiene en sus manos -Iñigo Martínez e Ilkay Gündogan-, más el brasileño Vitor Roque, que si no hay un cambio brusco de guion aterrizará en enero del 2024, serían al final seis caras nuevas, que podrían ser siete, si finalmente el extremo marroquí Ezra Abde se acaba quedando en el equipo.
No hay que ser un doctorado de matemáticas de Harvard para darse cuenta que ahora mismo Xavi tiene una plantilla sobredimensionada. Este lunes empezó a trabajar con 26 jugadores -si bien es cierto que doce eran del filial y del juvenil-, a la espera que el próximo martes se incorporen los catorce internacionales, Arnau Tenas y Julián Araujo, incluidos. Así, a lo pronto, 40 futbolistas, aunque Clement Lenglet y Álex Collado se encuentran de permiso para buscar una oferta que les satisfaga: Tottenham y Betis, respectivamente, si nada se tuerce.
Si quitamos ya de la ecuación a estos dos jugadores -aunque todavía el club no lo ha hecho oficial, pero espera anunciarlo muy pronto- quedarían todavía 26 fichas de jugadores del primer equipo. Teniendo en cuenta que faltan un mínimo de tres refuerzos por venir, el Barcelona debe dar boleto por lo menos a cinco jugadores más. Y decimos cinco, porque Vitor Roque de ha de inscribir más pronto que tarde.
El director deportivo Mateu Alemany es el encargado de ir cerrando las carpetas de las salidas. Por ahora se ha ejecutado la marcha de Samuel Umtiti, tras rescindirle su contrato, y se está a punto de solucionar el futuro de Collado, dándole la carta de libertad. Lenglet, en principio, todo apunta que acabará siendo traspasado al Tottenham, aunque ahora mismo el baile de cifras no convence a nadie.
Hay tres casos en concreto que ocupan y preocupan en los despachos: Sergiño Dest, Ferran Kessié y Ferran Torres. Xavi no cuenta con ninguno de ellos por una u otra razón. El lateral americano no es del agrado de los técnicos, ya que consideran que tiene carencias tácticas graves y de difícil encaje en la pizarra -para colmo tiene una ficha absolutamente desorbitada que supera los diez millones de euros-, todo lo contrario que el centrocampista africano, muy valorado por los técnicos, por lo que los motivos de su salida están circunscritos al ‘fair play’ financiero y el margen salarial, mientras que en el último, hay un equilibrio en la balanza entre los motivos deportivos y económicos.
Quien finalmente ha quedado fuera de la lista negra es Ansu Fati. Su vehemencia y actitud han sido claves para que los técnicos decidan darle una última oportunidad. Será su rendimiento este curso el que acabará marcando si sigue o no en la entidad catalana.
Y, por último, hay otras tres carpetas que también se han de estudiar a fondo. Se trata de Nico González, Pablo Torre y Julián Araujo. En todos los casos la idea de los técnicos es buscarles un encaje en forma de cesión para que continúen su progresión, pero en ningún caso deprenderse de ellos.
En total ocho futbolistas que el club necesitaría desprenderse de ellos para conseguir suficiente margen salarial para traer a tres refuerzos más y con Vitor Roque esperando entre bastidores. Si Alemany no consigue cerrar una buena parte de estas carpetas, la escena del camarote de la película ‘Una noche en la ópera’ de los hermanos Marx -a las nuevas generaciones les recomiendo que disfruten de tan icónica comedia y a las de mi quinta que revisen una vez más esta obra maestra incontestable- puede que se acabe quedando pequeña en el vestuario de la Ciutat Esportiva.