Hace un año, y también para el mes de julio escribí un artículo en este mismo espacio que llevaba el título de “Laporta enciende la euforia”. Dos fichajes nada excitantes –Kessié y Christensen- sirvieron para prender el fuego del optimismo presidencial. Habló hasta de un “sextete” de títulos del equipo de fútbol y de la vuelta a la cima mundial.

Parece que el verano al presidente del Barça no solo lo acalora sino que también lo inspira tanto que acaba convirtiéndose en un mago, un ilusionista sin límites que lo ve todo perfecto, los semáforos están en verde, en la mesa hay langosta y buen vino, y las camareras son las más bellas del mundo. 

Mario Benedetti escribió una frase terrible: “Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto”. Con Laporta todo sería justamente al revés. No existe el demonio y en él todo es claridad, y por supuesto tampoco sabe lo qué es el infierno. Su mundo es un paraíso. Esa es exactamente la impresión que extraje de las dos entrevistas “mermeladas” que le hicieron en “la nostra” y especialmente en la publicada en La Vanguardia, donde tanto Juanjo Pallás, Juan Bautista Martínez y Anais Martí preguntaron todo lo que había que preguntar, mantuvieron la distancia con el entrevistado, nada de regalitos, nada de abracitos, y profundizaron en todos los temas. Buena entrevista. Eso sí, se encontraron con la magia del presidente y su mundo perfecto, esplendoroso, brillante y esperanzador.

Qué pena da el Camp Nou derruido, tanta historia vuelta añicos. Para Jan es como cuando uno se divorcia y piensa que la siguiente pareja será notablemente mejor. Costará mucho dinero. Error. “Menos de lo previsto”. Víctor Font dice que la situación está peor que hace dos años. Chistera fuera y respuesta contundente: “Está mal informado”. Parece hasta soñar en ayudar a Qatar a mejorar su régimen a través del deporte.

Y ¿el Barça? Bueno, el Barça se va a salir otra vez, aunque alcanzara la velocidad de crucero en el 2024. Y usted, tiene a mucha gente preocupada por su salud. Nada, hombre. Se hizo una revisión exhaustiva cuando cumplió 50 años. Hoy tiene 61. Que no, que no. Hace dos se hizo otra. Y ahora se ha puesto a dieta para quitarse el sobrepeso. Vamos, presi. Que todo me parece bonito, como la canción de Jarabe de Palo. Ver para creer y ojalá todo salga tan precioso como solo usted lo sabe pintar.