El debate sobre las secciones es eterno en el Barça. Los títulos de los equipos de baloncesto, balonmano, hockey patines, fútbol sala y fútbol femenino han maquillado muchas crisis del primer equipo de fútbol. Quien mejor entendía el poder del Palau fue el expresidente Josep Lluís Núñez. Joan Laporta, en cambio, nunca ha tenido una buena sintonía con las secciones y durante su primer mandato vivió ya algunas crisis importantes. Ahora, por motivos económicos, el basket vuelve a ser un problema.
El Barça es, todavía, el mejor equipo de España de la era ACB. Núñez confió en Salvador Alemany y Aíto García Reneses para liderar un proyecto ambicioso que terminó con el monopolio del Real Madrid. En balonmano, el expresidente delegó en Valero Rivera la construcción de un equipo que encadenó cinco Champions.
Laporta, en cambio, tardó muchos años en encontrar la solución de los males del basket. Con Joan Creus y Xavi Pascual solucionó los males de muchos años. Tampoco Sandro Rosell supo dar continuidad a las secciones cuando mejoraron y Bartomeu tardó en encontrar la fórmula para reactivar al equipo de basket. Lo hizo a base de talonario, fichando a Mirotic, Davies, Higgins y Jasikevicius. También Bartomeu fue el dirigente que apostó fuerte por el Fútbol Femenino.
Las secciones siempre han sido deficitarias. Ningún presidente ha podido rentabilizarlas. La búsqueda de nuevos patrocinadores nunca ha sido un asunto prioritario en el club. Tampoco su proyección. Del nuevo Palau, por ejemplo, apenas llegan noticias. Todavía no hay proyecto ni presupuesto, y Laporta ya ha deslizado que renuncia a un nuevo pabellón por 420 millones de euros. Con 200 millones es suficiente.
El Barça nunca ha sabido vender el poder del Palau. Y Laporta de un plumazo se ha cargado al mejor jugador europeo y al mejor jugador de la última década. Sin rechistar. De malas maneras. Sin tender la mano ni buscar soluciones.
La apuesta por Roger Grimau no ilusiona. No tiene experiencia en la élite el exjugador del Barça. Y Juan Carlos Navarro ha quedado muy tocado tras el fiasco con el fichaje de Kevin Punter. El caos en el Palau es total. La sección de basket costar 12 millones de euros menos que hace un año. Es decir, una décima parte de lo que se pagó por Coutinho o poco más de lo que cuesta Sergiño Dest durante un año. O las comisiones que Laporta repartió entre Darren Dein, Pini Zahavi y Deco hace un año.