Poco antes de finalizar el campeonato liguero, Xavi Hernández definió en tres frases contundentes lo que es el entorno del Barça: “Cuando entiendes el entorno te das cuenta de que la gente prioriza el amiguismo al barcelonismo. Esto es el entorno. En resumen es esto”. La clavó. Ningún presidente del Barça ha escapado a este fenómeno ambiental. Desde Josep Lluís Núñez a Jan Laporta, pasando por Sandro Rosell y Josep María Bartomeu. Como también lo han tenido algunos entrenadores. Desde Johan Cruyff a Pep Guardiola que, sin duda alguna, han sido los más beneficiados. Todo normal en un club en el que también prevalece la división y que funciona como todos, por gustos y aficiones.

Un triunfador Guardiola apareció hace unos días por un club de golf catalán y allí ofreció algunas declaraciones que, como todo lo que dice el técnico del ManCity, sobrepasa cualquier dimensión. Pep demostró su fidelidad al amigo presidente que se atrevió a darle la oportunidad de dirigir al primer equipo del Barça. Cuenta la leyenda que allá por el 2008 Pep le dijo a Laporta: “A qué no tienes cojones de ponerme”. Y ya se sabe que si a Jan lo convidan o lo retan, entra al trapo. Y entró, en una de las mejores decisiones de aquella directiva y en lo que significó una de las épocas más brillantes y exitosas del Barça, al mismo tiempo que convirtió a Pep en el técnico más laureado de la institución azulgrana.

Guardiola, sin duda, es más amigo de Jan que de Rosell y Bartomeu. Laporta le brindó una oportunidad única con un equipo de ensueño, que del presidente lo obtenía todo. Nunca se le oyó al entrenador una crítica a la gestión presidencial. Esos salarios que ya comenzaban a pagarse más que bien y esas primas que Gerard Piqué pedía a grito pelado dentro de los aviones satisfacían a todos. Entrenador, jugadores y afición, que entonces le importaba poco el dinero invertido porque el equipo ganaba.

Pero Pep esta vez ha levantado la voz, como todo socio que tiene derecho a decir lo que piensa. Defendió el entorno de su presidente amigo del que dijo que estaba haciendo un “esfuerzo titánico” y atacó el entorno de los presidentes con los que seguramente nunca se iría a cenar porque nunca fueron de su agrado. Lo que dijo Xavi. El entorno es amiguismo, no es barcelonismo. Y el auténtico “esfuerzo titánico” que tendrían que hacer no solo un presidente sino todos los “culés” sería el de unir al barcelonismo. Quién consiga eso, merecería un monumento.