En la cumbre que mantuvieron los pesos pesados del área deportiva en las oficinas del FC Barcelona a principios de la semana pasada, Xavi Hernández aprovechó la coyuntura para dibujar los tres escenarios que se presentaban, según los refuerzos que el club sea capaz de conseguir, centrándose básicamente en el pivote defensivo, es decir, el hombre llamado a reemplazar a Sergio Busquets.
Cada uno de los escenarios, implicaba unos objetivos diferentes, a tenor de si finalmente el equipo se conseguía reforzar a todos los niveles, o si sólo podía implementar algún retoque o posición concreta. Xavi dejó muy claro, tanto a Joan Laporta como al resto de los presentes, que el sustituto de Sergio Busquets será el que acabará marcando los pasos a seguir durante la temporada.
En el caso de fichar a un jugador de la lista A, es decir, de los considerados top, entre los que se encuentran un grupo muy reducido, entre ellos el alemán Joshua Kimmich y el español Martín Zubimendi, el técnico se comprometía a unos objetivos de máximos, con la conquista de LaLiga y llegar a semifinales de la Champions.
No hay duda de que se trataba de un auténtico órdago por parte del técnico, consciente de las dificultades de la misión, tanto por la soga del Fair Play Financiero, como por las cantidades ingentes de capital necesarias para cubrir operaciones de este calado.
Si no se puede traer a un pivote de la lista A, entraría entonces la carpeta B, donde se encuentran futbolistas interesantes, que podrían ayudar al equipo a dar un salto cualitativo, siempre y cuando se acompañara de otros refuerzos necesarios. Este segundo grupo lo encabeza el marroquí de la Fiorentina, Sofyan Amrabat. Los técnicos avalan su llegada, sobre todo por su potencial defensivo, pero también dejan claro que se perdería capacidad de salida con el balón. En este segundo escenario, Xavi se comprometió a ganar un título doméstico y a pasar, como mínimo, la fase de grupos de la Champions.
Y finalmente, si el club no puede reforzar el pivote, ya sea porque no encuentra a ningún candidato o porque no se ejecutan salidas que permitan aligerar la masa salarial, se buscarían soluciones dentro de la plantilla, léase Eric Garcia, o en el filial, como Marc Casadó e incluso el juvenil Pau Prim, pero entonces el escenario que se presenta será harto complicado: la plantilla bajará uno o dos escalones de nivel respecto a la temporada pasada, por lo que los objetivos serían competir con orgullo y esfuerzo, pero sin marcarse ningún máximo, ni tan siquiera en forma de títulos.
Con estos tres escenarios perfectamente delimitados, el director deportivo Mateu Alemany se comprometió a hacer un nuevo sobreesfuerzo para satisfacer las necesidades de Xavi, con el reto prioritario de traer la mejor opción en el pivote defensivo. Si lo consigue, el bueno de Alemany se ganará el apodo que recorre ya en las redes sociales de Padremany.