La política de Mateu Alemany por el Barça, antes de anunciar que se marchaba para después volver, era clara: este verano se fichará, y mucho. Desconozco qué fiabilidad me puede dar el secretario técnico después de la imagen que ha dado de su futuro profesional, pero es evidente que el Barcelona debe fichar para poder ser competitivo en Champions.
A partir de aquí, mi gran duda es si vale más la cantidad que la calidad. Es evidente que el Barcelona no puede fichar a Rodri Hernández, del Manchester City. Así que la táctica de fichar en masa puede ayudar a disipar las carencias de tener unos buenos relevos de garantías.
Vamos a ser claros, como también se debería haber sido con Leo Messi: ni el argentino volverá ni el Barcelona hará grandes fichajes y, ni tan siquiera, hará muchos. Más allá de Tebas, el engaño del Fair Play o las deudas con las vacas sagradas, es evidente que no hay suficiente cash para ser competitivos.
¿Hemos de ser pesimistas? En absoluto. La grandeza del Barça es encontrar, cuando parece que no hay nada, grandes valores desde dentro. Pero la otra grandeza, a poner en práctica, es fichar perfiles que den la sorpresa. Sin ir más lejos, el ejemplo de Rodri me va como anillo al dedo. Cuando Pep Guardiola lo fichó procedente del Atlético no tenía, ni mucho menos, el caché que cuesta ahora.
Y en estas anda Alemany, pero también Xavi, a la hora de buscar fórmulas resolutivas. A expensas de un relevo para Leo Messi que la culerada debe mentalizarse que no tendrá, ni en el corto ni largo plazo, sí hay posiciones que necesitan un recambio inmediato. Con la marcha de Sergio Busquets, el cambio pasa por Rúben Neves. Es un fichaje que ya se da por hecho desde dentro, aunque en esta vida, sobre todo la azulgrana, cualquier sorpresa es posible.
El portugués Rúben Neves ya se ha despedido del Wolverhampton y su agente, Jorge Mendes, le da la seguridad de que la operación va a llegar muy pronto. La rumorología de que Xavi no lo quiere es esto, absoluta rumorología. Pero es un fichaje avalado por el de Terrassa.
Lo único que me pregunto, como es lógico, es qué carambolas aplicará Mendes para traerlo y, de paso, si se sacará a Ansu Fati de encima para llevarlo a otra parte. Como pasa siempre, los agentes --y también los padres de jugadores-- acaban mandando más que los que después se lo comen día sí, día también.