La Champions decidirá la nota final del curso del Real Madrid. Y, parcialmente, también la del Barça. Si el grupo de Ancelotti triunfa en Europa, su temporada volverá a ser muy meritoria y la Liga azulgrana no tendrá el reconocimiento que se merece en un club que vive excesivamente agitado, al día, en manos del equipo.

El Real Madrid ganó la final de la Copa del Rey casi por inercia. Por oficio. Por la magia de sus estrellas. Con un Vinicius desatado y un Rodrygo goleador. En verano, el equipo necesita algún retoque, pero Florentino Pérez afronta la renovación con mucha calma.

No está el Madrid para grandes dispendios. Ya no es el club que fichaba lo que quería y en verano deberá ser muy selectivo en sus apuestas. Se espera un fichaje de tres cifras, tal vez Bellingham, pero Florentino deberá reforzar la retaguardia. El Madrid ya no es un bloque indestructible, aunque también ha ganado la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes en un curso atípico.

El madridismo asume que Florentino Pérez relevará a Ancelotti, sobre todo si el equipo no gana la Champions. El duelo ante el Manchester City promete emociones fuertes. El equipo de Pep Guardiola va como una moto, pero el técnico de Santpedor conoce mejor que nadie el carácter camaleónico de los madridistas, que se crecen en las grandes citas.

El Barça, mientras, tiene prisa por ganar la Liga. Solo le faltan dos puntos en cinco jornadas. Morbo al margen, Xavi Hernández desearía liquidar el asunto el próximo domingo en el RCDE Stadium. La temporada del equipo es muy meritoria. En un año con muchas convulsiones, el Barça ha sido tremendamente fiable en el equipo. Sin el brillo de sus mejores épocas, pero tremendamente efectivo. Y con solo 11 goles en contra.

Campeón (casi) de la Liga y de la Supercopa de España, el Barça prepara cambios importantes en su plantilla. En parte, motivados por su delicada situación económica y los problemas con el Fair Play Financiero. Jugadores como Éric García, Kessié, Ferran Torres, Ansu Fati y Raphinha están en venta. El barcelonismo está preparado para asumir alguna baja dolorosa, sobre todo si Laporta certifica el regreso de Leo Messi en una operación estratégica para lograr nuevos patrocinadores.

El traslado a Montjuïc suscita muchas dudas y tiene al barcelonismo indignado por la subida de los abonos. Tampoco se fían los socios de la financiación del Espai Barça y, tras apagarse momentáneamente el caso Negreira, la renuncia de Mateu Alemany retrata las tensiones internas de un club presidencialista sin un plan que se agarra a la Liga para no deprimirse. Su futuro es incierto y es que en el Barça hay mucho más ruido que en el Real Madrid.