Lewandowski no está bien, es una realidad. El Mundial le ha pasado factura, pero también se ha visto afectado por el nivel de sus compañeros y por las ausencias de jugadores como Pedri y Dembelé, que en el primer tramo de temporada fueron sus mejores socios. Sin embargo, sigo confiando plenamente en el polaco. Más allá de las molestias físicas que arrastra, lleva el gol en sangre y el mal momento que está viviendo es anecdótico.
Lewandowski sigue siendo un jugador determinante. Además, no olvidemos que este su primer año en Barcelona y que hizo un gran esfuerzo por venir. El hombre gol está cumpliendo con su misión y pese a sus 34 años sigue generado terror en las defensas rivales. Lewandowski ha sido tan importante como Ter Stegen o Araujo. Lewandowski ha asumido el rol de líder, ha asumido con éxito la responsabilidad del ataque azulgrana y ha sido uno de los principales culpables de que el Barça pueda celebrar títulos en este curso.
El problema extremo
Ante un muy buen Girona, el Barça solo pudo conseguir un empate que supo a poco. Un punto más que acerca, un poquito más, a los de Xavi al ansiado título de Liga. Los azulgranas no estuvieron bien y todavía están acusando a las numerosas bajas, por lo que volvieron a evidenciar problemas de ideas y de fluidez en su juego.
Sobre todo hay un problema de conexión entre el centro del campo y la delantera. Con los extremos, concretamente. Raphinha, Ansu y Ferran están pasando por un momento de forma preocupante y están consiguiendo que cada semana echemos de menos a Dembelé. Ninguno de los tres se está ganando el crédito para seguir el próximo curso y lo más jodido es que, con este nivel, el Barça tampoco podrá hacer caja con ninguno de ellos. En fin, seamos optimistas. El Barça es más líder y conseguirá una Liga que algunos ya se están encargando de desprestigiar. Sin palabras. La Liga SIEMPRE la gana el mejor.
In Pep we trust
Nada nuevo en la Champions. El Real Madrid fue claro y justo vencedor del partido ante un Chelsea que sigue en caída libre y que no fue capaz ni de presentar batalla. Lampard fue cobarde y, sin tener que hacer nada del otro mundo, los de Ancelotti tomaron una cómoda ventaja para el partido de vuelta.
Los blues necesitan un milagro para remontar y los que consiguen milagros en Europa suelen ir de blanco. Demos por sentado que esta eliminatoria ya está vista para sentencia y que el Real Madrid estará en las semifinales. Aquí es donde debe hacer su trabajo el Manchester City para evitar que la decimoquinta acabe en las vitrinas del Santiago Bernabéu. No queda otra, porque por el otro lado del cuadro las esperanzas son mínimas. O Guardiola y los suyos hacen el trabajo sucio, o la cueva volverá a llenarse de culés. Y es que lo del Madrid con la Champions se ha convertido ya en una pesadilla de la que no podemos despertar.