En Concha Espina, cuando necesitan recurrir a la épica, siempre adoptan dos conceptos: el cagómetro y el clavo ardiendo. Con el primero, se busca amedrentar al rival de toda la vida, el FC Barcelona, subrayando la capacidad del club blanco en subirse al carro de las remontadas y aludiendo también al habitual victimismo que durante muchos años se instaló en la entidad catalana, mientras que el segundo se basa en esa fe inquebrantable que se presupone a la afición del Real Madrid en creer en su equipo, por muy complicado que sea el reto a lograr.
Pues bien, tras la eliminación contra el Manchester United en la Europa League y la derrota en Almería en la Liga, los voceros de la capital sacaron todo su arsenal a pasear, para anunciar la llegada de una nueva gesta épica del club blanco, poniendo especial énfasis en el mal momento de juego de los de Xavi, como el inicio del fin de las huestes blaugrana, que serían sometidos por el rodillo blanco. El mismo rodillo que aplastó al Liverpool en Anfield en la ida de los octavos de la Champions.
Sin embargo, primero el Atlético de Madrid, después el propio Barcelona y este domingo el Betis se han encargado de enfriar el clavo ardiendo y devolver el cagómetro a la capital con alguna avería en su medidor. Y es que los de Ancelotti sólo han sido capaces de sumar dos puntos de los últimos seis posibles en la Liga, dejando una autopista a los blaugrana, que si bien es cierto no están atravesando ahora su mejor momento de juego, están ganando los partidos por pura supervivencia. Y, en la Copa, las cosas tampoco les ha ido mucho mejor, perdiendo en el Bernabéu el primer partido de la semifinal, ante un Barcelona cargado de bajas y que puso el autobús bajo la portería, consiguiendo claramente el objetivo: el Real Madrid no realizó ningún remate entre los tres palos.
Y si en la Liga están más bien heridos de muerte y en la Copa prácticamente tambaleándose, en la Champions no se pueden descuidar, por mucho que el resultado de la ida fuera tan favorable. De hecho, Jurgen Klopp le envió un mensaje claro este mismo domingo, humillando al Manchester United con una goleada de escándalo, 7-0. De hecho, sólo necesitaría tres para igualar la eliminatoria y uno más para pasar a los cuartos.
Así pues, el cagómetro no sólo ha quedado inservible en poco más de tres días, sino que parece que se les puede acabar incluso girando en contra: estar a nueve puntos del líder en LaLiga, con un pie y medio fuera de la final de la Copa y con el partido contra un Liverpool herido en su orgullo, a la vuelta de la esquina, no parece el mejor escenario para sacar a pasear las reliquias blancas bajo palio.