Despreciable, vergonzoso y sin escrúpulos. Así definiría el trato que está recibiendo el joven Ansu Fati a sus 20 años desde el mismo club. Es preocupante que lo quieran facturar a otro destino y lo vean más fuera que dentro, los de casa. La rumorología sobre su marcha nace en Barcelona, y en ningún caso procede de la Meseta u otra revista alemana de turno que quiera tirar un globo sonda.

Por todo ello, Xavi está muy cabreado. Y con razón. A diferencia de Pablo Torre, el entrenador de Terrassa es obvio que confía en Ansu Fati y lo quiere en el club. La historia del Fair Play o la necesidad de hacer caja es una auténtica pantomima cuando ves lo que han llegado a pagar por Raphinha en este mercado pasado, que ya registraba los mismos problemas que podrá conllevar el próximo.

Desconozco los detalles exactos para echar tal bolsa de basura en el entorno y hablar de ello horas y horas, pero sí conozco cómo se siente Ansu: decepcionado y a punto de perder la paciencia. Este chico, siendo adolescente, ha sufrido un percance en el quirófano que le ha llevado a no poder tener una recuperación completa de su lesión en la pierna. Una operación que se hizo, obviamente, con los servicios del club que entonces presidía Josep Maria Bartomeu. Y, aunque motivos no le faltaban para saltar y cabrearse, guardó un silencio sepulcral que hizo extensivo a los suyos. La elegancia de este chico es increíble porque cualquier otro estaría muy quemado.

Posteriormente, con el retorno de Ricard Pruna al frente del liderazgo médico azulgrana, Ansu ha ido recuperando su confianza mental y especialmente física. Aunque las previsiones eran muy pesimistas, con mucho esfuerzo y profesionalidad ya podemos hablar de una recuperación prácticamente completa… Aunque siempre con el aviso y la amenaza de una cronificación de su lesión difícil de rematar.

Y en paralelo a esta gran recuperación, las desavenencias entre Xavi y Ansu marcaron un antes y un después con la pausa por el Mundial de Qatar. El joven reclamaba más minutos, lógico y propio de un jugador ambicioso en el buen sentido. Y Xavi le pedía paciencia. Pese a todo, Ansu ha sabido entender su rol y comprender que la titularidad indiscutible no la puede tener ahora mismo.

Por todo ello, hablar de su marcha en el mes de febrero es esperpéntico. De ponerle la presión, totalmente inadecuada, con el 10 en la camiseta para tomar el relevo a Leo Messi, a querer facturarlo como si se tratara de un billete low cost para volar. No comprendía las alabanzas y las malditas comparaciones con la búsqueda de discípulos que siempre tiene el Barcelona cuando alguien se marcha… Pero menos aún comprendo hoy, las premisas que ahora se publican.

En el fondo de la cuestión queda él, protagonista de toda esta historia. Ansu Fati está bien asesorado, su entorno apuesta por la paciencia y el trabajo constante y él quiere demasiado a su club. Si no fuera por todas estas predisposiciones, el joven ya habría explotado. Vamos a ir vigilando, porque la paciencia tiene un límite.