Xavi Hernández da oportunidades y las quita en menos que canta un gallo. El de Terrassa se nota que conoce la casa desde antes de entrenarla y, ya en su tercera temporada (aunque la primera fue incompleta), todavía vemos cómo no le tiembla el pulso cuando debe tomar decisiones que son cuestionadas hasta por el que pone el césped en el Camp Nou. Y en este cambio de cromos entran las dos últimas vacas sagradas que todavía le queda al Barcelona: Sergio Busquets y Jordi Alba.

Ejemplos recientes encontramos. A muchos les sorprendió la entrada de Kessie por Sergio Busquets, omitiendo cambiar el planteamiento ante el Sevilla en los primeros minutos del último partido de la Liga. Y es que, in situ en la transmisión que damos para TV3 con el gran Víctor Patsi, muchos se preguntaban si no debería ser Sergi Roberto el que entrara por el de Badia. Nada de esto, Kessie fue el gran escogido. Aun así, se ha puesto de relieve la gran alarma que ha supuesto contar, a partir de ahora, con tres semanas como mínimo de baja de Busquets. Muchos, antes de la lesión, lo querían fuera por el real decreto.

Sin entrar en discutir si debe irse o no, es indiscutible que su cláusula millonaria puede condicionar su continuidad. Pero por nada del mundo y, es incuestionable, talento como el suyo hace falta y es necesario. Si bien sabemos que en esta vida nadie es insustituible, Busquets ha sabido dar la calma, la paz y la seguridad que el medio campo del Barça todavía no tiene cuando el equipo se tensiona y empieza a desequilibrarse. En el reciente partido contra el Espanyol, pese a la lamentable imagen ofrecida, tuvo que salir él para no perder los papeles y no acabar en una derrota sorprendente y fortuita. Lo que decíamos: Busquets sabe reciclarse y su afán por alargar su carrera profesional basada en una rectitud física y un cuidado extremo hacen que no se pueda dudar de él.

Otro punto y a parte es Jordi Alba. Me alegro que se haya reivindicado en el último partido contra el conjunto sevillista. Ante una auténtica muralla china que plantearon los de Jorge Sampaoli, el de L’Hospitalet supo encontrar la profundidad necesaria para aportar goles y ayudar en su tarea. En la primera parte, pese a terminar en empate a cero, fue junto con Gavi y Araujo los tres barcelonistas que más aportaron y estas sensaciones se confirmaron cuando empezaron a llegar los goles. Si Alba entiende que puede ser un gran suplente de Balde aportando algo más que un simple recambio, todavía le queda una última partida de azulgrana. Si Xavi no quiere un carácter tan defensivo en la banda, Alba puede ser el complemento perfecto. A él, a diferencia de Busquets, le falta un poco más de actitud. E imágenes como las de principio de temporada contando moscas desde el banquillo no favorecen su imagen. Que hable solo en el campo o, cuando Xavi se lo permita, y convencerá a toda la parroquia.

Más allá de intereses económicos y grandes fichas, continúan siendo dos activos y, la culpa es de Xavi. Igual que también ha tenido la culpa del renacimiento de Dembelé o de consolidar a Ter Stegen como uno de los mejores porteros del mundo. Así, sí. ¡Bravo!