Las críticas que ha recibido Mateu Lahoz por su pésimo arbitraje en el derbi superan las que la prensa catalana apenas lanzó tras aquella funesta actuación en el último partido de la Liga 2013-14, en el Camp Nou, y en el que el colegiado valenciano anuló un clarísimo gol de Messi que hubiera dado el título al Barça y no al Atlético de Madrid. En un partido anterior, Mateu Lahoz también influyó en contra del Barça en un partido de Copa contra el Madrid, al validar un gol de Di María en claro fuera de juego.
Mateu Lahoz lleva ya muchos años arbitrando, una tarea que nunca ha sido fácil y más con la cantidad de jugadores que siempre intentan engañar en lugar de ayudar al colegiado. Él siempre ha sido un árbitro protagonista. Le ha gustado figurar. Y le da igual si es para bien o para mal. Es vivo, como lo define su madre en un documental de Movistar Plus: “Mis hijos no han sido ni buenos, ni malos. Han sido vivos”, afirma la buena señora. Y no le falta razón. Mateu igual ha desquiciado a Xavi Hernández en su época de futbolista y despedirse al final del derbi con un beso. O felicitar a Messi en el campo por llamar a su hijo “Mateo” y ponerlo histérico como pasó en el Mundial de Qatar. Le gusta hablar con los jugadores, y se muestra afable con ellos.
Con el Barça, no obstante, son más las veces que ha estado desacertado que certero, con especial énfasis en aquella tarde que evitó que el Barça fuera campeón de Liga. En el mismo documental, reconoce su estrepitoso fallo y dice que pidió excusas meses después al Barça. Ya que no se puede vetar a los colegiados, como antes, habrá que cambiar la táctica con Mateu. Habrá que hacer lo que hizo Mourinho en sus tiempos de entrenador del Madrid en los que no perdía oportunidad para elogiarlo. O como ha hecho también Ancelotti: “Es el mejor árbitro que tenemos en España”, ha comentado el técnico blanco. ¿El mejor para quién? Es la pregunta.