Objetivo, ganar la Liga. Xavi Hernández y los jugadores del Barça tienen claro que aprobarán o suspenderán el curso actual según sea el desenlace de la Liga. El club, debilitado por sus problemas económicos y el Fair Play Financiero, está en manos del equipo y el presidente, Joan Laporta, ya ha expresado su obsesión por ganar un título que se resiste desde 2019.

El Barça se empachó en la década pasada. Ganó ocho de 11 Ligas, pero cada sacudida en Europa castigaba a un club que no supo renovarse. Los malabarismos de Bartomeu resistieron hasta la pandemia y entonces todo reventó. Deprimido como estaba el club en 2021, Laporta ganó las elecciones con la gorra, pero no tenía recetas mágicas ni una junta de primer nivel. Nada que ver con la de 2003.

Casi dos años después, el Barça está mejor que entonces. Al menos, deportivamente. El pasado verano se ficharon a siete jugadores tras hipotecar muchos activos. Y el Barça, de momento, lidera la clasificación con dos puntos de ventaja respecto al Real Madrid.

Xavi tiene detectados los problemas del Barça. El principal está en la banda derecha. No tiene un lateral solvente. También reclama un centrocampista polivalente, pero asume que igual no llega nadie por el maldito Fair Play Financiero. Y su reacción ha sido inteligente, al ensalzar a sus futbolistas y destacar su ambición.

El Barça no tiene margen de error. El club no puede asumir otra temporada sin un gran título. La Europa League no basta. Y Xavi deberá ser más listo que nunca en la gestión de un equipo en construcción. 

Xavi tiene muchos retos. El primero, recuperar la mejor versión de Ansu Fati, un futbolista con más gol que fútbol. También deberá ser inteligente con Busquets, que no puede jugarlo todo. Tal vez ha llegado la hora de creer en De Jong como mediocentro y en cambiar algunas cosas de su modelo. Hasta verano se juega mucho, como los futbolistas. Como el club.