La culerada no gana para disgustos. Después de despedirse (prácticamente) de la Champions y de jugar con miedo en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid, la directiva de Joan Laporta prepara otro fiasco. Se deben aplaudir y tener en cuenta la situación con la que parte el club, pero también se debe poner encima de la mesa las alertas rojas que siguen multiplicándose. Más allá de bajar al vestuario arbitral y reñirse con estos profesionales para que constara en acta y viéramos la furia auténtica y genuina del presidente, Jan (o su directiva y equipo técnico) preparan el aterrizaje de otro jugador procedente del Manchester City, o sea, del amigo Ferran Soriano, o sea, de Pep Guardiola.

Vamos a recordar el fracaso de Ferran Torres que ya detallamos en esta columna con anterioridad, cómo este se revalorizó en 45 millones para llegar al Barcelona y cómo excusan que es una gran operación porque, pese a que el chaval no es muy bueno, lo pagan en seis años. Pues bien, con este pretexto, están preparando el fichaje de Bernardo Silva. Si bien en los últimos días la cosa parecía lejana, ahora y después del clásico, esta opción gana peso y podría ser una realidad mínimamente inmediata.

¡La que nos faltaba! Lo tasan en 89 millones, pero si llega a Barcelona nos venderán (la moto) que lo han sacado a mejor precio. Y es que la pura realidad es que un club como el City, que no necesita ingresar líquido con urgencia y le sobran los petrodólares, lo único que pretende es sacarse las sobras de encima. Curiosamente esto pasa siempre con el Barcelona y sus lazos de buena amistad y sintonía. Y si esto se acaba confirmando, será el tercer ‘paquete exprés’ que factura Soriano a la junta actual. Porque sí, también tenemos que contar el Kun Agüero, que llegó aun sabiendo los problemas de salud que padecía.

Y yo me pregunto, ¿y por qué no Erling Haaland antes que estos tres? La respuesta es sencilla: los árabes tampoco son tontos.