Luis Figo, Samuel Eto’o, Luis Enrique, Bernd Schuster, Ronaldo… La historia está llena de futbolistas que han jugado tanto en el Barcelona como en el Real Madrid, con el morbo y la polémica que suele acompañar a estos movimientos. Pero hoy, en vísperas del clásico, toca centrarse en Joaquín Navarro, que “logró de blanco lo que se le negó como azulgrana”, según escribía el club merengue en una provocativa nota en su página web. Puede que muchos aficionados ni siquiera lo recuerden, pero fue uno de los deportistas más destacados de su tiempo, hasta el punto de que fue el primer español convocado por la selección mundial de la FIFA (lo que le valía el apodo de Fifo).

Nacido en Gavà el 2 de agosto de 1921, Joaquín fue un defensa veloz al que le encantaba incorporarse al ataque en cuanto se le presentaba la ocasión. Y allí, en el equipo de su ciudad natal, se formó como jugador y llamó la atención del Barça, que lo fichó en 1940 para el filial y lo ascendió un año después al primer equipo (1941-42). Es cierto, no cuajó con la camiseta azulgrana, que defendió en 38 ocasiones. Una temporada después se marchó al Sabadell (150 partidos disputó), con el que logró dos ascensos a Primera y marcó el primer gol arlequinado en la máxima categoría del fútbol español. Nada mal.

Sus buenas actuaciones con el uniforme arlequinado bien le valieron, con el último descenso del cuadro sabadellense, el salto al Madrid (1949-57), con el que disputó 272 encuentros, marcó tres goles y ganó no pocos trofeos. El colmo de los colmos es que su debut de blanco se produjo contra el Barça. Hay que ver. Solo faltaba aguantar el recochineo del club madridista en su descripción con eso de que “logró de blanco lo que se le negó como azulgrana”. Por suerte, ese matiz ha desaparecido de la página web de la entidad merengue en una reciente actualización.