Xavi habla de tener una plantilla competitiva, consciente de la importancia y el valor que aporta ello a un equipo. Lo dice porque, en el mejor Barça que se ha visto en los últimos años, él convivió en un vestuario en el que todos los jugadores parecía que sentían la necesidad de ser titulares. Había hambre por ocupar un puesto en el once inicial. Xavi, además, vivió una época en la que tuvo que luchar y demostrar todo su talento para ocupar la posición de Pep Guardiola, el mejor 4 que había tenido el Barça. Entonces ya había críticos que defendían al máximo la titularidad de un Pep que sabía que Xavi amenazaba su posición con suficientes razones.

Como sabio que fue en su época de futbolista, hoy Xavi exige a la directiva tener jugadores que en los entrenamientos se ganen el puesto, que compitan por ser titulares. Creo en Xavi desde hace mucho tiempo. Nunca fue un jugador egoísta. Todo lo contrario. Fue un futbolista solidario. De equipo. Y estoy convencido que ahora como entrenador, cuando decide su once titular, no está pensando en presionar a uno o a otro para que se reduzca el salario y poder satisfacer a la directiva. Creo que ya cometió ese error cuando la junta lo obligó a dejar a Dembélé en Barcelona ante un partido importante y el perjudicado fue el equipo. Hoy pide fichajes porque quiere pagar con títulos.

No hay duda de que este Barça está en fase de crecimiento. En cada partido muestra más potencial. La labor de Xavi, no obstante, no solo tendrá que centrarse en el alto rendimiento y la mayor eficacia de los que salen de titulares, sino también en que los entran del banquillo. Cuando salgan al campo tienen que hacerlo con hambre, como si el partido fuera 0-0 o el equipo estuviera perdiendo. Deben saber que en esos pocos minutos tienen una oportunidad para ganarse lo que probablemente no se han ganado en los entrenamientos. Y que su salida al terreno de juego debe aumentar la ilusión de los aficionados que cada vez apoyan más al equipo.