Xavi Hernández fue claro al acabar la pasada temporada. El técnico del Barça se reunió con Mingueza, Riqui Puig, Lenglet, Umtiti y Braithwaite para comunicarles que no contaba con ellos y les instaba a buscarse un nuevo equipo. Los dos primeros ya se han desvinculado del club y Lenglet ha sido cedido al Tottenham. Con Umtiti y Braithwaite, en cambio, todo sigue igual. Para desesperación de muchos.

Esta noche, el Barça se enfrenta al Manchester City en un partido solidario para recaudar fondos en la lucha contra la ELA. Xavi ha citado a 27 futbolistas. En su lista, curiosamente, no figuran Umtiti y Braithwaite. Más señalados, imposible.

El Barça tiene un problema grande con Umtiti desde 2018. Ese año, el club renovó su contrato para evitar su marcha al Manchester United a cambio de multiplicarle su salario. Terminó la temporada con molestias en la rodilla, que se agravaron en el Mundial de Rusia, pero no quiso operarse, en contra de la opinión de los servicios médicos. Umtiti optó por un tratamiento conservador y, desde entonces, apenas ha jugado con el Barça.

La pasada temporada, Umtiti se aferró al Barça. Estaba sentenciado, pero una reunión con Laporta lo cambió todo. Ese día, futbolista y presidente tuvieron una conversación muy emotiva. Ambos lloraron y el defensa tuvo una nueva oportunidad. Pero ni Koeman ni Xavi le dieron carreta y ya buscó una salida en el mercado de invierno. Se frustró su cesión al Arsenal por otra inoportuna lesión y este verano el Rennes reculó tras negociar con él.

Su predisposición a salir del Barça contrasta con la resistencia de Braithwaite. Fichado hace dos años y medio del Leganés, tras abonar los 18 millones de euros de su cláusula de rescisión, siempre ha tenido un papel muy secundario. Ha jugado poco, pero nunca ha contemplado una cesión o traspaso. Si acaso, exige al club azulgrana que le abone los dos años de contrato que le quedan. Luego, dice, ya se buscará la vida.

Umtiti y Braithwaite son dos expedientes negros. El Barça debe facilitar su salida y ellos deberían priorizar su proyección deportiva. De momento son una pesadilla para un club que todavía no ha podido inscribir a Koundé.