Desde el primer momento, la operación Bernardo Silva se antojó como muy complicada. Tenían que conjurarse muchos factores para que el centrocampista portugués del Manchester City acabara con sus huesos en Can Barça. Para empezar, el precio de la operación se vislumbraba astronómico: si los citizen reclamaron 55 millones de euros por un suplente como Ferran Torres este invierno, parecía improbable que rebajaran el listón de los 100 por un titularísimo como Bernardo Silva. Además, dentro del Barcelona tampoco había mucho margen para negociar: con el fair-play financiero desbordado, la única forma de hacer un hueco al luso era con la venta de Frenkie de Jong.
Sin embargo, el holandés se ha mostrado siempre muy reacio a su salida, dejando literalmente al club con el culo al aire. Sólo el jugador y su agente, Jorge Mendes, no han claudicado todavía, apretando para que el Barcelona espabile y haga una oferta antes de que el mercado cierre definitivamente.
El problema coyuntural con Bernardo Silva es que el Barcelona ha engordado tanto las expectativas con su llegada, que ahora parecería un fracaso descomunal si la operación no se cierra. Sería acabar el verano con una sensación agridulce, hasta de cierta frustración, cuando tendría que ser todo lo contrario. Y es que las operaciones que ha cerrado el Barcelona este verano han sido espectaculares, empezando por Robert Lewandowski y acabando con Jules Koundé, y con Marcos Alonso a las puertas de aterrizar en el Barcelona.
Sin embargo, el error de Joan Laporta y su directiva es que ha dado alas a la prensa y a la afición para creer en Bernardo Silva a pies juntillas, cuando sabía perfectamente que la operación era muy difícil. Y es que no bastaba con tener el sí del jugador para cerrar un traspaso de tan alto calado, ya que aquí se han de sumar muchos factores adicionales, entre ellos tener la liquidez y el encaje salarial.
Desde Inglaterra ya dan al Barcelona como el gran perdedor, asegurando que el City ha descartado su marcha, y que el jugador además ya se ha comprometido con Pep Guardiola para seguir. En el club blaugrana no tiran todavía la toalla, pese a reconocer las dificultades intrínsecas de la operación y la complejidad de la misma, pero aseguran que aún no han dicho su última palabra.
El último asalto se escenificará el 24 de agosto cuando el City visite el Camp Nou en el partido por el ELA, organizado por Juan Carlos Unzué. Ferran Soriano, Txiki y Pep se verán las caras con Laporta, Alemany y Xavi, con el nombre de Silva como primer plato. Una salida inesperada de Frenkie de Jong o una venta al unísono de Memphis, Dest y Aubameyang podrían reabrir la carpeta Bernardo Silva y reanimar un caso que a día de hoy tiene pinta de acabar en gatillazo... y de los gordos.