Empieza a ser bochornoso la pléyade de jugadores que se agarran como un clavo ardiendo a su contrato, ninguneando absolutamente las recomendaciones del club sobre su situación, pisoteando su pasado y demostrando que sólo les interesa tener los bolsillos bien llenos. Es verdad que tienen un contrato firmado y están en su derecho de enseñarlo a cualquiera que dude de su profesionalidad, pero también que si el propio entrenador te abre la puerta y el club te recomienda salir, quedarse es encaminarse directamente al abismo.
Seguramente el lector tendrá ya en mente algunos de estos jugadores que no cuentan en el área deportiva, pero sigue erre que erre con su contrato en la mano, gracias al libertinaje del anterior presidente a la hora de firmar acuerdos fuera de mercado. Samuel Umtiti es de esos casos que uno duda ya de todo. El central francés, que lleva cuatro años viviendo de la sopa boba, al menos demostró un resquicio de compromiso al aceptar el pasado verano rebajarse el sueldo de forma notable. Ahora, ni tan siquiera con una ficha relativamente baja, sigue sin equipo, y las perspectivas no son nada halagüeñas. Su representante lo tiene difícil y el tiempo corre en contra de ellos y de su rodilla izquierda.
Otros como Martin Braithwaite y Neto también están demostrando ciertas reticencias a marchar, mientras que Riqui Puig prefiere mirar al otro lado y hacerse el despistado cuando le recuerdan que no cuenta para los técnicos. Para evitar que alguno se crea lo que no es, Xavi ha decidido que no viajen a la gira americana que empieza este sábado. Es un claro aviso para navegantes: no formáis parte del grupo. El primero ya lo dio el miércoles en Olot al dejarlos también fuera de la lista.
Pero no sólo están ellos en la lista de descartes. Otros también tienen su casilla tachada. Algunos por necesidad y otros por convicción, pero no pueden seguir en el Barcelona. Frenkie de Jong y Memphis Depay están en la casilla de salida, les guste o no. El primero no quiere marcharse, pero si es verdad que tampoco quiere rebajarse el sueldo --cobrará este año casi 30 millones brutos-- estaríamos ante un caso flagrante de conflicto de difícil solución. El segundo es mucho más claro y transparente: no tiene sitio en el equipo.
La llegada de Raphinha y la continuidad de Dembelé le dejan en un auténtico callejón sin salida. Si además añadimos que sólo tiene un año más de contrato, el margen de maniobra del club está muy claro en forma de traspaso. Ahora que Ousmane ha renovado a la baja --su agente ha mentido descaradamente en su país asegurando que va a cobrar más de lo que tenía estipulado hasta ahora--, toca el momento de acordarse de Coutinho.
Sí, el fichaje más caro de la historia del club; sí, uno de los mayores fracasos de la era Bartomeu… pero también un jugador al que nunca se le cayeron los anillos a la hora de buscarse las lentejas en otros clubs, aceptando siempre ir cedido y hasta un traspaso este mismo verano. Jugadores, tan profesionales y honestos, siempre en mi equipo.