Mientras seguimos leyendo una frase de moda en el periodismo deportivo y más concretamente en el barcelonista --“está al caer”--, referida a la ola de fichajes filtrada por el club, advierto aires de cambios en lo que se podría llamar la actual oposición al mandato que preside Joan Laporta.

Me gustó que Víctor Font apareciera en una rueda de prensa y dijera que sus planes no eran los de mantener una oposición clásica, la del ataque a través de las redes sociales con el objetivo central de plantear una moción de censura. O lo que es lo mismo derribar a la junta gobernante como sea. Habló Font fuerte ese día y criticó a Laporta, del que dijo que “no era transparente”, que “está poniendo en riesgo el modelo de propiedad del club” y que, además, tenía “una larga lista de cosas con las que no estamos de acuerdo”. Manifestó su deseo de mantener una postura de crítica constructiva e incluso de colaboración si se daba el caso.

Mejor todavía y hasta más ilusionante se ha manifestado la abogada María Teixidor, que formó parte del gobierno de Josep Maria Bartomeu y se marchó por el llamado “Barçagate”, en una buena entrevista en La Vanguardia dentro de una serie llamada “El barómetro barcelonista”. Teixidor muestra un aire conciliador, con mirada a un futuro próspero para el club y que en toda su historia solo ha sido posible durante el ciclo en el que los éxitos deportivos han abrazado al primer equipo de fútbol. “Hay que superar de una vez la guerra de bandos”. Es el título de la entrevista de Juanjo Pallàs, redactor jefe de deportes de LVG, que obliga a pensar en las posibilidades que tendría Teixidor de presidir el Barça.

La abogada se mostró totalmente en desacuerdo con los que solo desacreditan la herencia de la anterior junta y olvidan que durante ese mandato el club obtuvo una valor máximo histórico de ingresos, vivió la evolución del fútbol femenino que hoy sirve de póster en el estadio, y que si hoy se activan las llamadas “palancas” es gracias al patrimonio generado por la junta a la que ella perteneció. Y no olvida señalar a la pandemia como una de las causas importantes en la crisis azulgrana.

Si esta semilla opositora crece con los ánimos conciliadores y las ideas renovadoras que desprenden las palabras de Font y Teixidor, hay razones para pensar en un futuro mejor para el Barça. Mucho trabajo tienen por delante si la pretensión es llegar a la presidencia. Convencer al socio que del recuerdo no se vive, que los tiempos han cambiado y que este club no está para ir fardando de convertirse en una entidad familiar.