La historia del Barça estará siempre ligada a Suiza. Allí nació su fundador, Hans Joan Gamper, pero también Émile Gaissert, uno de los empresarios que aportaron capital para la creación del club. Gaissert estaba casado con Bertha Bühler, que era cuñada de Emma Gamper (hermana de su marido, Wilhelm Bühler), hermana del impulsor de la entidad azulgrana. Sí, es un poco rocambolesco, pero es necesario para entender lo que llegó después.
Los Gaissert-Bühler se instalaron en San Gervasio de Casolas (municipio independiente antes de su anexión a Barcelona) por trabajo, y allí acogieron a Joan Gamper cuando llegó a España con el fin de aprender castellano y prepararse para hacer negocios en el mundo colonial africano. Pero lo que debía ser una estancia temporal se convirtió en definitiva. En la Ciudad Condal, Gamper trabajó en Crédit Lyonnais, en la Compañía de Tranvías de Sarrià y como periodista. Y fundó el FC Barcelona, como ya había hecho con el FC Zurich. Le sorprendió la falta de cultura deportiva en su tierra de acogida, y la promovió. Para entonces, ya había practicado infinidad de modalidades en su país de origen. Era lo que se conocía como en la época un sportsman.
De este modo, Gamper se animó a fundar el Barça, club en el que jugó medio centenar de partidos en los que anotó más de 120 goles (en tres encuentros anotó nueve dianas, ¡qué bárbaro!). El primer paso estaba dado, y materializaba así su arrojo y su carácter emprendedor, aunque el camino posterior no fue sencillo: presidió la entidad hasta en cinco ocasiones, y casi siempre cogió las riendas en crisis y salvó al Barcelona de su desaparición más de una vez. Saneó las cuentas, compró el primer campo en propiedad y lo internacionalizó. Por sus esfuerzos, se organizó en 1913 la Copa Gamper en su honor, el torneo precursor del Trofeu Gamper y cuya historia expliqué en un artículo anterior. Hans entregó su vida al fútbol.
Por eso, plantar al Barça en el Trofeu Gamper como ha hecho la Roma de José Mourinho es mucho más que una falta de respeto a un club centenario como el azulgrana (el equipo italiano aún no ha cumplido 100 años). Es menospreciar el nombre de uno de los personajes más relevantes del mundo del fútbol y me atrevo a decir que de la Barcelona moderna, por todo lo que significa el balompié para la ciudad. Así no. La entidad blaugrana hará bien en emprender las acciones legales oportunas. El Barça y Gamper no se manchan.