El presidente Joan Laporta definió esta semana la situación actual del FC Barcelona como la de un “enfermo en la UCI”. Un enfermo, que había llegado a recibir la extremaunción y que ahora está sobreviviendo enchufado a unas máquinas, que le mantienen vivo, pero en evidente estado crítico. Posiblemente el estado del paciente irá mejorando a medida que pasen los días y hasta podría pasar a planta, pero de ahí a verlo correr una maratón todavía habrá que esperar algún tiempo.
Plantearse a día de hoy el fichaje de Bernardo Silva es como correr una maratón y ganarla. Aún más, como llevarse la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, porque el centrocampista del City es una pieza de caza mayor. De esas que escasean en el mercado y que son codiciadas por los más poderosos, aquellos que están acostumbrados a ir de caza con un bazooka en el zurrón. Y el Barcelona ahora mismo tiene un tirachinas y poco más.
Estamos hablando de un jugador que tiene un precio de mercado superior a los 100 millones de euros -la web ‘tranfermark’ le posiciona en 75 millones-, una de las grandes estrellas del todopoderoso City, referencia absoluta en su selección y jugador excepcional a todos los niveles.
Que su nombre se vincule al FC Barcelona ya es un éxito para Joan Laporta. Constata que uno de sus lemas (“ya hemos vuelto”) no se ha quedado en el cajón del olvido. Pero la realidad es muy tozuda y las opciones de que el club blaugrana pueda completar esta operación se vislumbra como ínfimas. De hecho, el propio Josep Guardiola, preguntado esta semana por el jugador, se situaba entre los más incrédulos: “Creo que lo va a tener muy complicado”.
Y si eso lo dice Guardiola, mejor no preguntarles a Txiki Begiristain o Ferran Soriano. Sólo cabe recordar que estos mismos actores no dejaron salir a Ferran Torres por menos de 55 millones de euros este enero. Y estamos hablando de un jugador que era suplente y que Pep había dado el visto bueno a su salida.
Sólo imaginar la cifra que puede pedir el City por Silva podría hacer temblar la Sagrada Familia. Según cuentan desde Manchester, el listón de los 150 millones de euros estaría más cercano a la realidad. Unas cifras del todo impensables, por mucho que vendas a precio de oro a Frenkie de Jong y actives tropecientas palancas. Y es que el problema es que el City no es un club vendedor, sino más bien todo lo contrario. Este verano se ha llevado ya a Erling Haaland, en una de las grandes operaciones del año, y está cerca también de firmar a Marc Cucurella.
Por mucho que el agente de Silva, Jorge Mendes, se lo pase ‘pipa’ en sus visitas a Barcelona, disfrutando de las excelencias gastronómicas de la ciudad con Laporta, las posibilidades de que Bernardo acabe en el club blaugrana son remotas, por no decir imposibles.
Ni el Barcelona tiene músculo financiero para hacer frente a esa operación, ni el City lo ha puesto en el mercado, ni el jugador va a hacer un Lewandowski para forzar su salida. Bajo esta tesitura, lo mejor es ser pragmático e ir pensando en soluciones en el caso de que finalmente se venda a Frenkie. Nombres como Carlos Soler o Martín Zubimendi estarían más en el radar blaugrana, que el sueño imposible de Bernardo.
Pero ya se sabe que soñar es gratis…