El asfalto se ha llevado a otro culé antes de tiempo. Se trata de Maxi Rolón, de 27 años, que jugó en el filial azulgrana entre 2014 y 2016 (24 partidos, dos goles). El Fiat en el que viajaba junto a su hermano Ariel se estrelló contra un árbol en Argentina. Ambos han fallecido. Demasiado pronto.
Y, por desgracia, Maxi no es el primer barcelonista que se deja la vida en la carretera. Precisamente, dentro de unos días, el 24 de mayo, se cumplirán 21 años del fallecimiento del exportero Francisco Javier Urruti en la ronda de Dalt. Tenía 49 años.
Otros jugadores y exjugadores del Barça también han sufrido accidentes de tráfico, pero con mejor resultado. Son los casos, por ejemplo, de Neymar, de Gerard Piqué y de Guillermo Amor. Los dos últimos se quedaron dormidos al volante. Y sirvan estos siniestros para alertar de los peligros de la carretera.
A lo largo de la historia, han fallecido unos 300 futbolistas en accidentes de tráfico. Sorprende que, en muchas ocasiones, hay camiones o autobuses implicados en los siniestros, y también son varios los que, como los Rolón, se han empotrado contra un árbol. El exceso de velocidad es, a menudo, el causante del fatal desenlace.
Nadie es inmortal. Los mejores coches pueden amortiguar algo más los golpes, pero la conducción es un asunto muy serio que destruye muchas vidas si se ejecuta mal. No hay que correr. Hay que descansar. Y dejar el móvil en la guantera para evitar tentaciones. Más vale llegar tarde que no llegar.