Nada, absolutamente nada de lo que hace Gerard Piqué, es una broma no pensada. Bueno sí, lo fue la de Neymar y su famosa foto del "Se queda", pero eso más que broma fue una manera de reírse del culé sin pensar en las consecuencias cuando la noche te confunde… Pero volvamos al lío, eran jóvenes y todo el mundo tiene un día tonto.

Mucho se ha especulado, y él mismo lo ha reconocido, que la puerta para volver a jugar con la Roja sigue abierta. Por un lado, el seleccionador Luis Enrique ya lo ha dicho: “Es español y si tiene ganas, volverá”. Por el otro, Piqué se marchó cuando sus intereses empresariales para ganar la explotación de la Copa Davis (que ha sido un fracaso), y un momento profesional dulce, lo acabaron por convencer que lo mejor era dar un paso al lado. Pero de aquella renuncia cuando tenía 31 años en el 2018 a la del “por qué no” de ahora que tiene 35, han cambiado muchas cosas.

Deportivamente, con sus más y sus menos, sigue liderando la defensa azulgrana. Empresarialmente, con más menos que más, necesita un revulsivo económico para su conglomerado. Y en esas anda, y en esas podría existir una carambola mágica que conecte ambas facetas del central de la Bonanova.

El interés recae en el sitio donde se disputará el próximo Mundial: Qatar. De allí, está contactando con perfiles profesionales catalanes y con amplia experiencia en este país para llevar a cabo un proyecto nuevo en su Kosmos. Y rizando el rizo, que Piqué tenga el detalle con el emir de ir y disputar un Mundial, también puede abrir, de paso, muchas otras puertas a sus negocios.