Erling Haaland es uno de los cracks llamados a marcar la próxima década del fútbol. Su potencia y talento innato para marcar goles cotizan al alza en un mercado donde nada se paga tan caro como tener fina la puntería. Es, tras Kylian Mbappé, la estrella que más brilla en el firmamento del fútbol internacional. Por este motivo, el presidente Joan Laporta está empeñado en su fichaje y cuenta con el absoluto beneplácito y apoyo incondicional del entrenador, Xavi Hernández, que también lo quiere en el Barça. El consenso es total, especialmente por el paso al frente que supondría para explotar mejor el marketing del club y por lo significativo que sería evitar que acabe en el Real Madrid. Pero... ¿qué riesgos comportaría esta contratación? ¿Es realmente tan necesaria?
Estamos ante un fichaje de precio prohibitivo. Hay que verlo como una inversión a largo plazo, pero también se debe vigilar porque hoy en día los jugadores ponen muchos más problemas para renovar los contratos y le puede acabar pasando al Barça como con Dembelé: fichado por 105+40 millones de euros y con una inversión salarial de 60 millones repartidos en cinco años. En total, unos 200 millones por cinco temporadas de rendimiento más que intermitente y con la agravante de que, a menos que cambien las cosas de cara a final de curso, se marchará gratis en verano.
Aunque algunos medios hablan de solo 250 millones de euros, desde Culemanía podemos avanzar que la operación Haaland se acabará disparando hasta los 300 millones. Al Dortmund hay que pagarle 75 millones de traspaso, a los agentes --Mino Raiola y el padre del jugador-- comisiones por valor de entre 40 y 60 millones de euros más. Y el salario serán, mínimo, 30 millones brutos al año (150 millones en cinco años), aunque algunas informaciones apuntan que la cifra total por cinco temporadas ascendería a 190 millones (38 millones de media). Si hacemos una suma de máximos, nos vamos a 325 millones. Si tiramos a la baja, podría quedar todo en 265 como muy mínimo...
Cuesta de creer que se conformen con la comisión mínima y un salario no ascendente, pero ojalá sea así. De todos modos, hay que recordar que el Barça ya debe 1.350 millones de euros y que la entrada de dinero de la vinculación con CVC Capital Partners reportaría entre 270 y 300 millones al club. Es decir, lo comido por lo servido. O lo que es lo mismo, todo a Haaland, como dice nuestro colaborador Javi Miguel.
Más allá del tema económico tenemos la cuestión de las lesiones. Crucemos los dedos. Dembelé no se lesionaba nunca hasta que llegó a Barcelona. Podría ser que con Haaland ocurra a la inversa, pero los números dicen que se ha lesionado 15 veces desde la temporada 2018-19. Es verdad que la mayoría de veces han sido lesiones de corta duración pero entre pitos y flautas ya van 35 partidos perdidos y casi 200 días de baja. ¿Y si fuese a más? ¿Y si nos pasa como al Madrid con Bale y Hazard? ¿Y si gastamos 300 millones en otro Dembelé?
El Barça tiene ahora mismo seis delanteros de buen nivel. Seguramente ninguno es una estrella internacional, aunque Ferran Torres tiene condiciones para serlo y Aubameyang puede dejar grandes registros goleadores si se encuentra en su hábitat. Estamos pendientes de que se recupere Ansu Fati que, con los dos citados, ya conformaría una delantera bastante seria. Si le sumamos a un extremo puro como Adama --no tiene gol, pero sí maneja muchos recursos-- y otro como Dembelé, o el que venga por él, más lo que aporta Memphis Depay, queda una delantera completa y competitiva. Además, complementada por un rematador nato como Luuk de Jong. No son grandes nombres pero unos tienen oficio, otros desparpajo y otros llevan el gol en la sangre.
¿Cuál es la fórmula? ¿Decir adiós a Memphis, Dembelé, Luuk y Braithwaite para que vengan Haaland y se quede Adama? ¿Y si en su lugar llegase Lewandowski gratis y otro extremo de futuro, como Adeyemi? Hay que analizarlo. Laporta, Mateu, Xavi... debéis pensarlo bien.