Durante su corta carrera como entrenador del Barça, Xavi Hernández ha vivido tantas experiencias, buenas y malas, que cien días de trabajo en el club de sus amores le han parecido cien años. Solo la ilusión de ser técnico del club azulgrana ayuda a superar la mayoría de dificultades que este mismo cargo plantea.

Xavi vivía muy tranquilo en Qatar. Finalizó su trayectoria como futbolista y comenzó su etapa de entrenador. Seguramente no tenía que dar tantas ruedas de prensa, ni afrontar peleas intestinas dentro del club. Nadie sabía más que él, no como en este país donde, como dijo un día Charly Rexach,  “todos somos entrenadores”. Tampoco su figura era comparada con nadie, como está ocurriendo aquí que los que lo adoran cada día restriegan los números azules, mientras que los que estuvieron en contra de su fichaje destacan los números rojos. Es el Barça.

En Qatar, Xavi seguro que nunca se encontró con unos jeques que estuvieran pidiendo rebajas de salario a la plantilla, o aficionados que hicieran campaña para pitar a un jugador de su equipo como ha pasado por aquí con Dembélé. Es el Barça. Quizás por todo eso los primeros cien días, Xavi los ha sentido como si hubieran pasado cien años. Pero mirad por donde unos días después de reconocer el tremendo peso que está experimentando, Xavi consigue una victoria que ilusiona y que obliga a todo el barcelonismo a creer en su trabajo, a ofrecerle todo el crédito a sus ideas, planteamientos y alineaciones. Nadie sabe qué habría pasado contra el Napoli con Dembélé de titular. Ese día Xavi prefirió dejar al francés en el banquillo en vista de la injusta campaña que se armó en su contra.

Pero en Valencia salió con la mejor delantera que puede armar en este momento: Ferran, Aubemeyang y Dembélé. Toda una apuesta sinónimo de goles, como así sucedió. La victoria en Mestalla tiene un aroma diferente a otras conseguidas contra el Atlético y fuera del Camp Nou. Y tengo la sensación que en Nápoles, con todos  los respetos para los italianos, mejores hoy que los valencianos y rojiblancos, veremos el mismo Barça de Mestalla.